La mejor pizza de tu vida te espera en esta casa privada (y sí, puedes ir a probarla)

¿Te imaginas entrar en una casa privada junto a otras siete personas y que sus dueños te reciban con la mejor masa de pizza posible? Bienvenidos a Biga Clandestina.
La mejor pizza casera Biga Clandestina
Biga Clandestina

Para disfrutar de la mejor pizza (damos fe) que probarás en mucho tiempo tendrás que ir a Madrid. Pero el periplo de esta masa inolvidable hasta llegar a la capital suma unos cuantos kilómetros. Carla y Emiliano pasaron entre Venezuela y Panamá más de 11 años al frente de negocios propios: hamburguesas a veces, pizzas siempre, trabajos que Carla vivió junto a su pareja en la mayor parte de las ocasiones, pero que compaginaba con sus empleos en productoras. En Panamá se quedó embarazada de su primer hijo pero, dadas las mínimas condiciones de seguridad y un sinfín de desdichas continuas, el universo les estaba mostrando la puerta de salida, así que viajaron finalmente a España buscando asilo y con el firme deseo de encontrar una nueva vida.

La pizza de Carla y Emiliano.Biga Clandestina

CLANDESTINA DE VERDAD

No todo el mundo tiene tres hornos de pizza en su casa y recibe a ocho invitados diferentes cada jueves y viernes de la semana, así que sí, esto es clandestino de verdad. Una vez comprada la entrada en su web – te adelantamos que tendrás que elegir una fecha bastante avanzada, puesto que siempre están llenos–, recibirás las indicaciones correspondientes que no te queremos desvelar del todo. Lo que sí podemos decir es que serán ocho pases que verás elaborar en directo y que se componen de ingredientes de la más alta calidad sin escatimar en cantidad. No nos olvidemos del detalle y del cuidado que percibirás a simple vista, no solo en los platos, sino en todo lo que te rodeará. De ahí el nombre, la ‘biga’ es el prefermento italiano por excelencia de las pizzas de alta gama, una mezcla de agua, harina y levadura cuyo tiempo de reposo dependerá del nivel de acidez que se quiera conseguir.

Y si a eso le añades la pasión del chef, el pack es completo: “A mí me apasiona hacer pizza, es algo muy muy personal y diría que incluso friki. El tema de amasar, de bolear la masa, cada pizza reacciona de forma distinta. Aunque lo cierto es que lo que me enloquece es que la gente pueda vivir una experiencia loca. Puede que sea muy infantil por mi parte, pero es totalmente cierto”. Emiliano a la masa, Carla a la más íntima hospitalidad. Estamos en casa.

Una pizza en familia.Biga Clandestina

PASIÓN INCANSABLE

No es necesario pasar mucho rato con ambos para percibir la pasión y la admiración que sienten no solo por el proyecto, sino de forma mutua. Así lo transmiten al contar cómo surgió la idea de Biga, que nace de la continua motivación de Carla hacia su pareja. Al llegar la pandemia y con su segunda hija en camino, ella empezó a formarse como fotógrafa en España creando su propio estudio, un impulso que su pareja apoyó: “Fue posible porque él me dijo que no me preocupara, que él sostenía a la familia y que ahora me tocaba crecer a mí”. Un bocado estudio se hizo realidad mientras él trabajaba como chef en otro restaurante. Cuando empezó a ser sostenible aquel negocio, ella no dudó en insistir: “¿Qué queremos? ¿Qué te gusta? ¿Qué podemos hacer?”. Dudaban entre un mar de posibilidades, como el alquiler de un local, algo que ya habían hecho anteriormente y que en realidad no querían volver a repetir. Habían pasado mucho juntos, laboral y personalmente, había que apostar por sí mismos.

Pero las responsabilidades con su familia y sus respectivos trabajos no dejaban lugar a la creatividad: “No teníamos el tiempo ni el espacio para poder poner todo lo que sabía en práctica”, relata Emiliano. Así que se lanzaron a comprar un pequeño horno para su casa, en el que hacían pruebas en sus ratos libres, si es que a llegar del trabajo a las tres de la mañana se le puede llamar así. “Éramos dos personas que tenían otro empleo y que, a las dos de la mañana, después de que él llegara a casa, prendíamos el horno. Ambos sentados en el taburete de mi hija probando cosas que pudieran funcionar. Nos lo hemos trabajado muchísimo”, explica emocionada la propia Carla, que en realidad fue la que le tendió una ‘pequeña’ trampa a Emiliano.

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LANZARSE AL VACÍO

“Yo sabía el potencial que tenía y estaba empeñada en que la gente lo tenía que probar como yo. Así que lancé una historia en mi Instagram donde proponía una cena clandestina en mi casa. Cuando llegó del trabajo él, se lo conté y me miraba como… ‘¿Qué me estás diciendo?’. Así que en dos semanas de locura compramos manteles, platos e hicimos de todo hasta celebrar la cena piloto con nuestros amigos. La de ahora no tiene nada que ver con aquello, pero es que al pobre no le di apenas tiempo para crear”. Dos semanas después, comenzaba la primera Biga Clandestina, que ha ido evolucionando y mejorando hasta la fecha. “Soy de las que piensan que hay que hacerlo, aunque al principio no esté bien, pero que esa chispa pueda servir para comenzar”. Y así fue.

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Ahora, antes de que su casa se convierta en un restaurante con una sola mesa todas las semanas, intentan pasar el mayor tiempo con su familia, que vive esto como una loca aventura de sus padres, que tampoco se la imaginan de otra manera: “Hemos barajado la idea del local, pero imagínate tener que ir a hacer producciones dos horas antes de cada cena o a recibir proveedores por la mañana. Eso ya lo hemos pasado, ahora esas dos horas las paso con mis hijos, que lo ven como un juego”. Ocho pases, ocho personas, una mesa y una masa que invita a largas sobremesas lideradas por Carla y Emiliano. Aunque avisamos: Biga es mucho más que una pizza rodeada de amigos. Es más, Biga es todo lo que no verás a simple vista durante la cena.

¿Otro trocito?Biga Clandestina

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