Argentinos en Madrid

Manuela, Sofía, Martín, Mey, Martu, Santiago, Natalia y Mariel están detrás de Bocado, Casa Brava, Lana, Osom, Toma Café y Corchito: seis lugares que visitar, recordar y volver.
Argentinos en Madrid Lana
Lana

Manuela, Sofía, Martín, Mey, Martu, Santiago, Natalia y Mariel tienen algo en común: todos son argentinos en Madrid, la cual no sólo han hecho su casa, sino que se lanzaron a emprender en gastronomía. Ellos están detrás de Bocado, Casa Brava, Lana, Osom, Toma Café y Corchito: seis lugares que visitar, recordar y volver. Todos traen una parte de su esencia a la capital y todos se atrevieron a abrir un espacio que hablase de lo que son, de su historia y de sus ganas de futuro.

‘No sé si es BAires o Madrid…” cantaba Fito Paéz en un verso que resumía mejor —para eso está siempre la música— lo que yo quería contarte. La conexión se respira y se absorbe con ritmo, a golpe de disfrute, desde el café de la mañana hasta el baile que cierra el día.

Quise saber qué había traído hasta aquí a esta oleada de propuestas especiales, a estos rincones argentinos que ya viven mimetizados entre las calles madrileñas.

¿CÓMO LLEGARON HASTA AQUÍ?

Martín Narvaiz, detrás de Lana, perseguía las canciones de Sabina en las calles de Madrid y ya no pudo irse; lleva más de 24 años instalado. Santiago Rigoni, de Toma Café, llegó para quedarse un año y acabó pidiendo el traslado a la agencia de publicidad en la que trabajaba. Tampoco quiso marchar.

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La llegada de Sofía Estévez, una de las artífices de Casa Brava, fue buscada: junto con Agus Bando, su pareja y su socio, buscaban un lugar en el que asentarse y empezar de nuevo después de haber vivido en Australia y haber pasado por Rosario —su ciudad de origen— y Madrid se erigía como el lugar familiar que podía convertirse en hogar.

Algo parecido le pasó a Manuela Lorenzo, de Bocado, que siempre tuvo España presente por su abuelo gallego y acabó decidiendo Madrid porque se sentía en casa cada vez que venía. La comunidad de argentinos también la ayudó a acabar de decidirse en este viaje migratorio que es, sin duda, también emocional.

ACERCA DE LOS MIEDOS (O NO)

Emigrar y emprender fuera de tu país es una oportunidad y también un camino complejo: nueva burocracia, nuevas formas de hacer y la necesidad de entender el mercado, al cliente, a las dinámicas de la ciudad.

Mey Paniza y Martina Ocampo, de la cafetería Osom, estaban viviendo en Bélgica cuando empezaron a pensar en lo que querían y entendieron que el proyecto podía encajar muy bien con Madrid porque la ciudad combina una parte de capital europea cosmopolita con una identidad y un lado mucho más tradicional y clásico. Contrarrestaron sus dudas iniciales haciendo un estudio de mercado profundo y teniendo una estrategia clara para su concepto: su apuesta fue el café y el brunch inolvidable.

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Manuela me cuenta: “yo soy muy cara rota y cuando me surgió la oportunidad de abrir Bocado me lancé a la pileta con esa sensación de que podría salir mal pero no podía no hacerlo. Al menos aprendería por el camino”.

Algo parecido le ocurrió a Sofía cuando empezó a pensar en replicar el Casa Brava de Rosario en Madrid: “¿por qué no? Empezamos a buscar locales y cuando salió, en el antiguo Corazón de Malasaña, supimos que era el momento de intentarlo con todo” me explica. Mariel y Natalia también sufrían por no encontrar el local perfecto para lo que habían pensado que debía ser Corchito, pero, spoiler, también lo encontraron.

Para Martín el nacimiento de Lana fue casi natural: junto con su hermano ya había emprendido en restauración y quisieron, por fin, dar un homenaje a la gastronomía de su tierra y de sus orígenes. “Cuando empezamos éramos jóvenes, no teníamos miedo, teníamos muchas ganas” , desarrolla. Santiago se metió en el mundo del café de especialidad porque vio la falta de cafeterías de referencia en España en aquella época, era 2011, y me dice contundente: “sin miedo, todo lo contrario”.

Saben bastante sobre aquello de buscarse la vida.

SUS PROYECTOS: UN HOMENAJE A SU MANERA DE VER EL MUNDO

Con pocas certezas (quién las tiene) pero con todas las ganas y el coraje para hacerlo, todos arrancaron sus proyectos teniendo muy claro quiénes querían ser en la escena madrileña. Madrid es una ciudad viva y transformándose a cada paso, a cada barrio.

Manuela quiso que Bocado fuese eso, algo como ella, en constante transformación: un lugar más de brunch en la mañana y de hamburguesas con vino y calma en la noche. Ella empezó su trayectoria de chef gracias a las redes y ahora por fin lo comparte en el mundo real en su espacio nacido por “una sucesión de eventos afortunados” en el barrio de Justicia.

Sofía, Agus y Martín crearon en Casa Brava un hogar, un espacio en el que el tiempo se detiene, un bar de música, en el que siempre encuentras música en directo y buenas empanadas, milanesas y polenta. Pero sobre todo, encuentras alegría y hogar. Es imposible que salgas indemne.

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Una sensación parecida ocurre con Corchito: ¿qué puede pasar? Lo que tú quieras. Un espacio cálido con buenos vinos, el escenario perfecto para la cita que todavía no tuviste.

Para contarme por qué Lana, Martín me habló de su vida en el campo en Tandil, al sudeste de Buenos Aires: “Lana surge en homenaje a nuestro padre, a dónde nos criamos, al campo donde nacimos y al esfuerzo, trabajo y dedicación a hacer lo que a uno le gusta. Lana nace de las ganas de contarle a la gente de dónde venimos: buena carne, producto, brasas, asados, vino argentino”.

Y si hablamos de café, es imposible pensar la escena madrileña de cafeterías de especialidad sin acordarnos de que en Toma Café fueron de los primeros y ahora andan experimentando con nuevos formatos: abrieron Proper Sound como listening bar de noche y cafetería de día. “La propuesta está enfocada en la curiosidad y el disfrute; nueva música, nuevos vinos, nueva gente..” me cuenta Santiago.

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Y las chicas de Osom tuvieron clarísima que su apuesta, además del café y el brunch, era la comunidad. Crearon casi un movimiento entorno a la marca, Running Club, co-working space, tostadas riquísimas y la posibilidad de quedarte con ellos tanto como quieras (porque no querrás irte).

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UN APUNTE FINAL

En la pared de Casa Brava te recibe una lámina que reza que ‘algo maravilloso está ocurriendo’ y no podría ser más real. Madrid está conectando con el otro lado del océano, se está redescubriendo a través de personas que vienen con ganas de dejar impronta en una ciudad que acoge, abraza y promete muchas mañanas, mediodías y noches divertidas.

Cruzar el océano para empezar de nuevo ni es sencillo ni es un camino lineal para nadie. Hacerlo y sentirse como en casa es algo que celebrar. Argentina es variada, diversa, Argentina son mil cosas. Es la carne de Lana directa desde Tandil, es el rinconcito transformador con Los Babasónicos sonando en Bocado, los vinos naturales mendocinos de Corchito, el café y el rollo en el que quieres vivir de Toma Café, la comunidad de gente interesante de Osom y esa sensación de estar formando parte de algo más, y es, definitivamente, cada noche de cumbia, jazz o acústico y empanadas de Casa Brava.

Te diría que tomases un avión hoy directo a Buenos Aires para comprobarlo, pero mientras no puedas ir, date el placer de viajar a través de ellos, que arriesgaron mucho saliendo de su país increíble para venir la otra ciudad de la furia a encontrar su camino y mostrárnoslo a nosotros, afortunados de poder probarlo, vivirlo y bailarlo.

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