En la teoría, MadridManía es una guía ilustrada de la ciudad; pero en la práctica, es un regalo, no solo para los madrileños, sino para todas aquellas personas que un día llegaron a la capital y nunca más se fueron. También para las que están por venir, Madrid no le cierra las puertas a nadie; este libro, tampoco.
Manuel García del Moral, de Pamplona, y autor de la publicación, empieza esta carta de amor con una frase de Joaquín Sabina: “Lo bueno es llegar con la boina y la maleta de cartón, y a los cinco minutos ser de Madrid”. Esas palabras bien resumen su historia, cuando en 2008 se mudó a la capital y ya no hubo vuelta atrás, ni falta que hacía.
Lo que empezó en 2012 como Secretos de Madrid, un proyecto que hoy acumula 565 mil seguidores en Instagram, ha desembocado en varios libros y ahora, en una guía que tiene la suerte de firmar junto a la ilustradora Estefi, más conocida como Pedrita Parker. Juntos, han examinado la ciudad de cabo a rabo para dar lugar a una radiografía exhaustiva de secretos, lugares imprescindibles, historia, costumbres y experiencias.
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CUANDO LLEGUES A MADRID
“Todo lo que nos incita a querer y amar Madrid está presente en estas páginas”, cuenta Manuel a Condé Nast Traveler. Tarea difícil. ¿Por qué estamos enamorados de Madrid? ¿Será por las fiestas en la pradera? ¿Será por los domingos de rastro? ¿Por el vermut en una terraza de La Latina o el doble en una de Lavapiés? ¿Será por las noches sin fin en Malasaña? ¿Por las tardes perezosas en el césped de Madrid Río?
De momento, lo que sabemos con seguridad es que aquí está permitido ser ‘más chulo que un ocho’, que Madriz se escribe con zeta, que se llega a todos sitios en media hora, que el cocido es muy castizo, pero más lo es enlazar las verbenas de San Lorenzo, San Cayetano y la Virgen de la Paloma en agosto, que un ‘mini’ no tiene nada de pequeño y que el café sabe mejor si se acompaña de un pincho de tortilla.
Por suerte para nosotros, Manuel no se ha dejado nada en el tintero y, aunque sus rincones preferidos, experiencias y rutas secretas están dedicadas a los que ya habitan las calles de Madrid desde hace tiempo, tampoco ha dejado fuera a esos afortunados que tienen la suerte de visitar la ciudad por primera vez, para los que ha preparado algunos datos prácticos imprescindibles antes de llegar a la capital.
MadridManía no es una sucesión de lugares imprescindibles que ya nos sabemos, que también –no puede existir un lugar sin sus tópicos, sin su Puerta del Sol, su Plaza Mayor, su Gran Vía, su Puerta de Alcalá…–, pero es más que eso. No solo de edificios y lugares vive Madrid, algo tiene que tener su gente, su forma de hablar, los artistas que pasaron por aquí, sus bares, sus museos… para conquistar a locales y recién llegados.
Estas páginas analizan la jerga, esa que habla de los pibes y las pibas que van a los garitos porque les renta el plan aunque haya mazo de gente. Manuel también desglosa las fiestas y estaciones en un calendario que analiza la ciudad mes a mes, cuenta por qué a los madrileños se les llama ‘gatos’, qué pasó el 2 de mayo de 1808 y por qué se llama así la plaza más famosa de Malasaña, o por qué Pedro Almodóvar, Ouka Leele y Alaska fueron una fiel representación de la capital durante la década de los 80.
¿Qué aportaron nombres como el de Beatriz Galindo, Francesco Sabatini o Clara Campoamor a Madrid? En ‘Lo más madrileño’, el autor pasea por figuras ilustres, pero también por los chulapos y el chotis, San Isidro, las rosquillas o el pirulí; de dónde viene ‘armar la marimorena’ o ‘irse al quinto pino’. A medida que avanza la lectura, descubrimos los otros imprescindibles: museos, parques, azoteas, tabernas, mercados, librerías, cafeterías… y otros rincones que son igual de importantes, pero menos conocidos, como el Palacio de Santoña o la Biblioteca de las Escuelas Pías. ¿El favorito de Manuel? El Jardín del Príncipe de Anglona, en La Latina.
Y luego llega nuestra parte favorita, las experiencias madrileñas, esas que cumplen los requisitos del manido titular “cosas que debes hacer al menos una vez en la vida”, pero esta vez, va en serio. Sencillas actividades que autorizan tu carnet de madrileño, seas de aquí o no: pasear por la cuesta de Moyano, irse de cañas por Cava Baja, o perderte en el arte urbano de la calle Embajadores, por mencionar algunas.
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Manuel y Estefi no se olvidan del Madrid con niños, del parque de atracciones, el teleférico o la Casa Museo del Ratón Pérez. Ambos, a golpe de palabras e ilustraciones, inspeccionan sus barrios uno a uno e incluso organizan al lector un fin de semana perfecto, listo para experimentar. Pero también dejan hueco para hablar de sentimientos, de los incomparables cielos de la ciudad, de las tantas y tantas canciones dedicadas –“Sin vivir en Madrid no lo entenderás”, cantaba la banda Burning–, hasta de dónde encontrar las mejores fotos para Instagram. Si vienes a Madrid, que se note.
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Ninguno de los dos esconde su amor urbanita. Manuel confiesa que Madrid le ha regalado “absolutamente todo. Madrid me ha permitido tener una vida más feliz” y, para Estefi, la ciudad “siempre ha sido un punto de reencuentro […] Creo que lo que hace especial a Madrid son los madrileños y su carácter”, y la capital se deshace en halagos.
Cuando le pedimos al autor y a la ilustradora que describan Madrid por separado –teniendo en cuenta que él vive en la ciudad y ella, no–, ambos coinciden en una palabra: “acogedora”. Manuel añade “vibrante” y Estefi, “chispeante”. No importa el vínculo que mantengas con la capital, a todos agita por igual. Es por eso que MadridManía es una guía indispensable en nuestra biblioteca, uno de esos libros que nunca se termina de consultar, de los que conviene llevar siempre a cuestas, de los que hablan de Madrid, Madrid, Madrid, en palabras de Agustín Lara.
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