Belén Hinojar es creativa independiente. Carmen Huidobro es ambientóloga. Son amigas desde los 3 años. Una le pegó a la otra su preocupación por el medioambiente. Cuando llegó la pandemia, crearon juntas el canal de divulgación Climabar, donde dan información sobre la crisis climática de una forma original y divertida, con tanto desparpajo como seriedad.
Carmen lo recuerda así: “Nos dimos cuenta de que la comunicación climática estaba fallando, porque solo llegaba a la burbuja verde de personas concienciadas, que era mi sector como ambientóloga. Y Belén, como creativa, se daba cuenta de que hay campañas de publicidad increíbles, pero para dar publi a empresas, no para mantener un planeta habitable. Ahí nos dimos cuenta de que algo fallaba, no puede ser que la mayor crisis de la humanidad sea menos importante que la vida de Rosalía. Aprovechando la pandemia, que estaba todo el mundo así, dándole un poco al bebercio, decidimos aprovechar el tirón y dijimos: vamos a tomarnos algo, pero hablando de crisis climática, como cuentan las amigas sus problemas en un bar”.
Actualmente tienen más de 73.000 seguidores, y gracias a su buen hacer su mensaje llega cada vez a más gente. Belén apunta que “se empieza a escuchar más la palabra “sostenibilidad” fuera, lo cual está guay porque es gente que empieza a hablar de ello, aunque a veces no de la forma que nos gustaría. Pero bueno, sí, se va mejorando”.
Ahora publican su primer libro, Manual para dar la turra sobre la crisis climática, de la mano de Penguin Random House. Fue la editorial quien buscó a las autoras, como explica Carmen: “Nunca nos habíamos planteado escribir un libro, porque bastante damos la turra ya en redes sociales. Pero hablando con ellas nos dejaron muy tranquilas, porque podíamos producir un libro que fuese muy nosotras. Muy Climabar, con un montón de referencias, muy interactivo, con humor, con nuestro tono de voz, y con ilustraciones de Ricardo Cavolo, que es la leche. Y nos motivó un montón, porque al final hemos creado algo que no se ve en nuestros vídeos, que es lo que tiene de extra, tener este manual más a mano para poder hablar con otra persona y que tú seas consciente de lo que se le pasa por la cabeza al hablar contigo. Te damos herramientas para que vayas por un camino o por otro para conseguir que esa persona empatice”.
El libro desde luego es bastante llamativo. Desde el propio título, la portada de Ricardo Cavolo, que también mete ilustraciones dentro, recetas de cócteles al principio de cada capítulo, una playlist… Y es que, aunque hable de un tema tan serio como el cambio climático, es bastante ameno. Belén lo ve así: “Al final es como nosotras. Nosotras no divulgamos de una forma en la que la gente está acostumbrada a hacerlo. Y no queríamos hacer un libro de la forma normal en la que se concibe un libro”. No obstante, arroja un montón de datos, dejando patente un gran trabajo de documentación científica y seria.
Carmen señala que ellas investigan sobre el tema semanalmente para crear sus vídeos. “Ya tenemos ciertos lugares donde buscar información y estamos más familiarizadas con ellos, y ya teníamos fichados los temas que queríamos tratar. Hay partes que sí que teníamos más a mano, como pueden ser All world in data, The Guardian, Climática, fuentes que sabemos que están verificadas y podemos sacar un montón de cosas. Pero luego hubo también una investigación de la parte más psicológica del libro, de cómo tenemos el sesgo, de qué es lo que pasa en nuestro cerebro cuando hablamos de la crisis climática. Aquí Belén se ríe mucho porque siempre hablo de este libro, tengo un crash con el autor, que tiene como mil años (risas). Se llama George Marshall, y es quien escribió Don’t even think about it, por qué nuestro cerebro está diseñado para ignorar la crisis climática. Es un libro que a mí me abrió los ojos a la hora de comunicar”.
Uno de los mantras que se repite a lo largo de todo el libro es que la ciencia no es una opinión. Resulta cuanto menos curioso que fuese durante la pandemia, cuando era más necesaria que nunca, cuando la ciencia se vio más cuestionada por la opinión pública. Belén apunta que la crisis sanitaria “nos dio a todos la prueba empírica de que se puede parar, de que hay otras formas de hacer las cosas, y de que el planeta lo que quiere es regenerarse (…). La gente se fue a los pueblos y dijo, a lo mejor lo bueno de la vida es poder estar disfrutando aquí de este parque y no estar encerrado en mi casa trabajando y viendo Netflix. A mucha gente le vino muy bien para espabilar”.
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Por su parte, Carmen lo ve así: “La gente toma muchas veces la ciencia como opinión porque está muy politizada. Es decir, cuando hablamos de ciencia medioambiental, como normalmente es un tema de hippies, pues alguien de pensamiento más conservador es posible que no te escuche, por mucho que le des datos, por mucho que le enseñes artículos científicos. Se va a reafirmar más en su pensamiento y se va a inventar cualquier teoría conspiranoica antes que escucharte a ti, porque eres un hippie y eres contrario a sus creencias políticas y quizás hasta culturales, y ya va a rechazar todo lo que venga de tu boca. Por desgracia en el medioambiente, pero como pasa en toda la ciencia hoy en día, depende de quién te lo cuente parece que le haces más caso o menos”.
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Respecto a cómo viajar de una forma más sostenible, Belén nos aconseja “buscar formas alternativas, como no coger aviones e intentar ir en tren. A ver, obviamente no te puedes ir a México en tren (risas), pero sabes que hay vuelos que son totalmente evitables. Y además los trenes son chulísimos, te permiten viajar y ver el entorno de otra forma”. Carmen añade que “siempre se va a tener un impacto a la hora de viajar. Una vez siendo consciente de ello, puedes tratar de tener la menor huella posible y dejar la mejor huella posible. Como dice Belén, desde elegir el transporte más sostenible y que tenga menos huella de carbono, a intentar empaparte de la cultura local, intentar apoyar a los comercios locales, a la población de allí, no apoyar negocios que se están cargando ese lugar. Si vas a visitar un sistema natural, pues hacerlo de una forma responsable, ya sea porque coges un guía responsable o porque vas a ver animales de manera responsable. Ser muy consciente de que no hagas más daño con tu viaje, sino que dejes ese lugar mejor de lo que te lo habías encontrado”.
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Climabar recibía el pasado 14 de marzo el Premio Ídolo (otorgados a los creadores de contenidos) en una nueva categoría: sostenibilidad. Belén lo recuerda así: “No nos lo esperábamos para nada, la verdad. Íbamos y estábamos flipando con que nos invitaran el primer año. Era la primera vez que se hacía esa categoría, la estrenamos totalmente y fue una súper sorpresa, estuvimos el resto de la noche diciendo: ¿qué está pasando? ¿Es algún tipo de simulación?”.
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