Este artículo es la historia de una camiseta. Más bien de LA camiseta que es posible que hayas empezado a ver, especialmente entre la gente joven de Castilla y León, en eventos relacionados con la castellanidad y su folklore, y también en algún que otro festival. Que no te extrañe, si por las calles de tu ciudad te cruzas con alguien luciéndola. Porque el mensaje, Make Castilla Cool Again, se está empezando a gritar a los cuatro vientos.
Este artículo es la historia de una camiseta, sí; pero para entenderla y saber quién se encuentra detrás de La Perdiz Roja, la asociación que la ha creado, hay que empezar por el principio.
El proyecto (porque esto es mucho más grande que una camiseta) surge de una vuelta forzada a casa. Forzada, por la pandemia. Y de la necesidad de entregar un Trabajo de Fin de Máster (TFM). Carmen Abril, quien en 2020 se encontraba en Madrid realizando estudios de Cultura Contemporánea, tuvo que regresar a Dueñas (Palencia), donde viven sus padres. Le gustó tanto volver, que empezó a mirar el entorno con otros ojos. Y de tanto mirar, se dio cuenta de que la promoción que se hacía de su tierra era poco contemporánea.
“Me puse a bosquejar un proyecto de TFM que, en realidad, tenía más que ver con hacer un circuito de eventos en enclaves especiales, en pueblos, que mezclaran gastronomía, artes plásticas y fiesta”, explica Carmen. Ayudada de un grupo de cinco amigas, el proyecto empezó a avanzar. Poco a poco.
Tan poco a poco, que en estos años ha habido margen para que cambie la composición de quienes hacen posible La Perdiz Roja. Actualmente, son tres personas: Carmen Abril, Alejandra Espaillat y Miguel Seisdedos. Tres jóvenes que viven en Valladolid y que dedican sus fines de semana a recorrer las zonas rurales de Castilla y León. Para lo que también ha habido margen es para cambiar lo de los eventos: ahora empiezan a retomarlos, pero, al principio, hubo que priorizar otros caminos.
HACER UNA REVISTA: CHECK
De hecho, inicialmente, nada de eventos. Recuerda, estábamos en un contexto de pandemia. De ahí, que lo primero que echara a andar fuera su revista online. Búscala por el nombre de La Perdiz Roja. “Fuimos saliendo como revista para irle dando forma conceptual al asunto y generando comunidad. Pero es verdad que nos sentimos súper a gusto dentro del formato revista porque a mí me encanta escribir y Miguel es muy buen diseñador”, explica Carmen.
Se presentan como una revista cultural castellanista. “Esto de castellanista siempre lo matizamos mucho porque, como todos los ‘ismos’, suena un poco peligroso y tampoco es nuestra intención. Hablamos de regionalismo de supervivencia no supremacista. No es que creamos ni defendamos que Castilla es mejor que otros sitios ni que se merece más cosas, sino al revés: resulta que tiene menos, vamos a intentar espabilar un poco y, sobre todo, valorarnos lo nuestro”, matiza Carmen. Su lema, no te lo habíamos dicho, es ‘Nadie es más que nadie’.
También se definen como un “fanzine por el futuro de la Castilla Contemporánea” con el que quieren decir, alto y claro, que “Castilla mola”. Y lo hacen desarrollando reportajes pulcros, documentados y de calidad literaria. Atención a las fotografías, al diseño de arte y a la identidad propia que han creado.
En estos casi cuatro años de publicaciones han contado historias de todo tipo. Han hablado de Emilio Medina, un archivero de semillas antiguas que vive en Villalcázar de Sirga (Palencia); de los cucurrumachos de Navalosa, un carnaval ancestral que se hace en Gredos; del Entroido de Pombriego (El Bierzo); de la ‘agrobirra’ que elaboran en Torquemada (Palencia); del trabajo del diseñador vallisoletano Juan VG; de la vida del pintor Amable Arias, natural de Bembibre; de festivales que priorizan la sostenibilidad al éxito a cualquier precio, de la despoblación que está matando sus pueblos…
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Quieren ser, y lo consiguen, una guía para aprender a mirar Castilla de otra manera, para que deje de percibirse únicamente como ese lugar anómalo y plano, en el que solo hay campos, autovía y, de vez en cuando, gasolineras y pueblos medio abandonados.
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Sin caer en la trampa de idealizar la vida en estos municipios, en los que, por la dejadez institucional a la que se enfrentan, resulta francamente complicado tener acceso a algunos servicios básicos, Carmen habla también de todo lo que tienen por ofrecer. “Tú apareces en un pueblo cualquiera un domingo por la mañana y sí, se te van a quedar mirando porque eres el forastero, pero también te van a responder y vas a descubrir cosas de 1500, 1600 o más antiguas. Más que un tesoro, es un campo de minas lleno de tesoros”.
PETARLO CON UNA CAMISETA: CHECK
La idea de hacer una camiseta estaba desde el principio, pero, como suele suceder con los proyectos que uno desarrolla en su tiempo libre, los pasos se van dando cuando se puede.
“La frase, el Make Castilla Cool Again, fue la cosa más tonta: Ale y yo estábamos yendo al consejo de Asociaciones de Castilla y León y estábamos hablando de cómo les contábamos rápido lo que queríamos hacer, el proyecto de asociación, y Ale dijo: ‘a ver, somos una asociación que quiere Make Castilla Cool Again’”, recuerda Carmen.
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Lo de la estética fue cosa de Miguel. “Tenía esa pretensión de estar inspirada en la tipografía típica de los periódicos, como El Norte de Castilla, pero con una vuelta. Yo creo que captura muy bien esa cosa como recia y clásica. Costumbrismo contemporáneo, cambiando lo tradicional”, resume.
La lanzaron un 25 de diciembre de 2022, sin prever el boom que estaban a punto de vivir. “La camiseta cambia la trayectoria del proyecto 100%. Pasa de ser un proyecto autogestionado en pequeño, en el que básicamente nos dejamos la piel por amor al arte, y disfrutando mucho, pero sin mucho eco; a que todo se visibilice un montón. Empezamos a crecer, la cosa ya como que va sola”.
De hecho, le han pillado el gusto al merchandising y las pasadas navidades apostaron por la bota de vino. La idea surgió de sumar un taller de beber de bota, un amigo diseñador con un tatuaje en el brazo en el que puede leerse ‘Sopas de ajo’ y una amiga tatuadora. El resultado es un diseño realizado por Juan VG y la posibilidad de grabar el producto con sugerencias como las mencionadas ‘Sopas de ajo’ y otras propuestas como ‘Clarete’, ‘Puchero’, ‘Castilla la vieja’ o ‘Castilla la nueva’.
No les falta la taza o el forro polar, perfecto para los nueve meses de invierno que se estilan por estos lares y en el que puede leerse ‘¿Castilla? Sí, gracias’. Tampoco la camiseta tipo souvenir de los 90, para que siempre lleves contigo las fiestas que organizan en el Castillo de Villalonso. Porque, ¿te acuerdas de que este proyecto arrancó con la intención de organizar eventos? Ya están en ello.
CONTINUAR CON LOS EVENTOS: CHECK
A Carmen le asaltó la idea de organizar eventos y fiestas en su tierra por la fascinación que le producía la belleza del paisaje y la sensación de que, a la hora de promocionarlo, estaba desaprovechado, no se estaba teniendo en cuenta el potencial de la óptica artística.
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¿Por qué fiestas y eventos? Porque, para ella, va más allá de lo que se suele pensar. “La fiesta no sin más, sino también como sitio de encuentro, de creación de identidades comunes, me parece importante (…) Y, por ejemplo, todas las personas de mi edad siempre que piensan en fiesta o en ir a un evento guay de música siempre era fuera.”
Y es que, el punto de partida para Carmen era la sensación de que entre los jóvenes castellanos no había un sentimiento identitario. Algo que ha refutado con el paso del tiempo y de los eventos. Ya llevan unos cuantos a sus espaldas.
Han organizado un concurso de cervezas artesanas (sí, en tierra de vinos, también hay margen para otras bebidas), fueron a comer judiones a la sierra de Segovia; montan mercadillos circulares, para dar otra vida a la ropa de segunda mano; y, sin duda, lo más mítico: su fiesta de Todos los Santos en el Castillo de Villalonso, que ya lleva varias ediciones; y la de primavera, que celebran en el mismo emplazamiento. La de este año lleva por título El jardín de las delicias y tendrá lugar el 25 de mayo.
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Parece que el proyecto, en su conjunto, gusta. Están en un momento dulce, en el que cuentan con algo de dinero para invertir y seguir creciendo. ¿Planes a futuro? Les encantaría editar la revista en papel, con una recopilación de algunos de los artículos de estos años de trabajo. También un pódcast. Y seguir con las mesas redondas; crear, a modo de diarios de viaje, vídeos yendo por los pueblos, comprar una furgoneta… “A ver si con el tiempo podemos dejar nuestros trabajos y tener tiempo de volcarnos en esto. Trabajo hay”.
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Por cierto, Carmen aprobó su TFM, ese que está en el origen de todo esto. Con nota: un 9.
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