Steven Zaillian (La lista de Schindler, El irlandés) siempre se imaginó su Ripley (en Netflix) en un elegante blanco y negro. “Nunca lo vi como una historia soleada y colorista de postal sino como la historia de suspense fatídica que es”, explica el cineasta. Le inspiró la época en la que está situada la novela, El talento de Mr. Ripley, los años 60 en Italia y el cine italiano de esa época y, por supuesto, esa “cualidad de filme noir” con la que Patricia Highsmith escribía.
El formato, en serie (de ocho episodios), y ese blanco y negro saltan a la vista como las grandes diferencias de las sí muy soleadas y coloristas adaptaciones más conocidas del personaje y, en concreto, del primer libro de la saga protagonizada por Tom Ripley: A pleno sol (1960) y El talento de Mr. Ripley (1999).
En Ripley, Andrew Scott (Fleabag, Desconocidos) toma el papel del experto falsificador, manipulador, de ese huérfano solitario que sólo quiere una vida mejor. Un hombre complicado y contradictorio, que, a pesar de todo, queremos que se salga con la suya. “Es un personaje oscuro que tiende a hacer cosas malas, pero para mí va de no sentirse invitado a la fiesta. Es sentir que eres ‘el otro’. No eres alguien que puedes ser fácilmente etiquetado”, dice el actor, quien cree que la gran ventaja de la serie es la posibilidad de meternos de verdad en una mente así de compleja.
“Me impresionó la gran cantidad de tiempo que pasamos sólo con un personaje solitario”, continúa Scott. Para verlo todo desde el punto de vista de Tom. Y de esa forma intentar comprender mejor a este famoso personaje.
La historia también es conocida. Tom Ripley malvive en Nueva York como un falsificador; un día, el padre de un tal Richard ‘Dickie’ Greenleaf (Johnny Flynn) le llama pensando que son amigos para que consiga que su hijo vuelva de Italia, le contrata con ese objetivo. Tom llega a Italia, conoce a Dickie y ahí empieza una espiral de engaños, robo de identidades e incluso asesinatos. También comienza un lujoso viaje por la Italia más bella.
LOCALIZACIONES
Ripley se ha rodado no sólo en localizaciones naturales, se ha rodado in situ, en todas esas ciudades italianas que Tom va recorriendo, huyendo, viviendo. De Nueva York a Atrani, en la Costa Amalfitana.
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“Fueron 200 localizaciones, siete hoteles diferentes en cuatro ciudades diferentes, cuatro estaciones de tren, dos terminales de ferry e incluso un poco de Italia del siglo XVI”, resume David Gropman, el director de arte de Ripley.
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El protagonista viaja en barco hasta Europa, allí embarca en el Orient Express, consigue llegar a Nápoles, donde un autobús le lleva por la panorámica carretera costera hasta Atrani, la pequeña población que eligieron en Amalfi en la que Dickie vivía. Un paraíso, con una población de 800 habitantes, y de las pocas de la zona no gentrificada o demasiado modernizada. “Era perfecta por la situación de su plaza respecto a la playa, sus laberínticas calles en la montaña”, cuenta Gropman. “Encontramos un buen lugar para que Marge (Dakota Fanning) viviera, un gran hotel para que viviera Tom. Y una perfecta casa para Dickie”. Las vistas de esta última estaban rodadas desde Atrani, aunque la casa en sí es una villa en Capri.
Desde Atrani, el trío protagonista viaja a menudo a Nápoles, a ver los Caravaggio o a comprar neveras. Dickie y Tom van a San Remo. Después, Tom sigue su periplo por Roma, donde reconocemos lugares como el Castillo de Sant Angelo, el Foro, el Acueducto Claudio…
La siguiente parada es Palermo, en Sicilia. Y, por último, Venecia.
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“Cada ciudad es un nuevo capítulo para Tom”, dice Fanning. En cada ciudad, hay un Tom distinto. “El Tom de Nueva York, el de Amalfi, Tom como Dickie, el Tom de Venecia”, dice Andrew Scott. El espacio es fundamental para definir al personaje, dependiendo del lugar, él se presenta de una manera, pero son sólo cambios sutiles.
“Mucho de nuestras interpretaciones viene del lugar en Italia y de la arquitectura”, opina Johnny Flynn. “Estuvimos en Capri y teníamos el Vesubio al fondo, en el horizonte, con mar allá por donde miráramos. Era muy atmosférico, nos ayudó mucho, nos enraizamos mucho con ese espacio, pasamos mucho tiempo allí y lo absorbimos”. Y Fanning añade, “la serie muestra el país de una forma diferente a como la mayoría de la gente habrá visto Italia”.
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