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Despropósitos

Despropósitos: que han vuelto los 2000

No es la música lo que echamos de menos. Ni la música, ni las pelis, ni los conciertos, ni las primeras veces. Pero sí la mirada. Mirar el mundo con amargura es perder la partida. En realidad solo importa la ilusión.

Despropósitos: los 44 no son los nuevos 24

Haz lo que rote, no te guardes nada, nadie pensará en las veces que hizo el ridículo cuando llegue el final, darán igual entonces las opiniones ajenas, el qué dirán, lo que esperan de ti.

Despropósitos: siempre piden los que no dan

A mí, la verdad, a estas alturas no me importa que me pidan. Para eso estamos, narices: para ayudarnos. Hoy por ti y mañana por mí.

Despropósitos: yo no fluyo

Por un momento me planteé, yo qué sé, unos días de “desconectar para conectar”, pero me vino a la cabeza la segunda parte de ‘Midsommar’ y mira, no.

Despropósitos: me aburro de mí mismo

Repaso sin muchas ganas la lista de propósitos que hice a comienzos de este dos mil veintitrés un poco tontorrón; soy un profesional en esa tarea titánica: no cumplir con casi ninguno.

Despropósitos: que no, que no voy a cenas de Navidad

No hay mayor despropósito que vivir la vida de prestado, malgastando el tiempo (tu bien más preciado) con personas que no te ven, no te escuchan y no te abrazan como si el mundo se acabase mañana.

Despropósitos: nadie es quien parece

Nos pasamos la vida adulterando a las personas que queremos, falsificando quienes son en realidad para que encajen en la percha que nosotros necesitamos.

Despropósitos: si tan solo es cocina

A la gastronomía ya tan solo le pido una cosa: ratitos buenos.

Despropósitos: ODIO viajar

Me ha costado una vida sentirme a salvo, saberme esperado; me ha costado una vida llamar hogar a lo que antes tan solo era embajada. También para eso sirve viajar. Para valorar lo que tienes.

Despropósitos: el yo imaginado

Vivir más pendiente del yo imaginado que del yo que realmente te habita, cuidar a tu avatar más que a ti mismo: ese es el verdadero despropósito.

Despropósitos: soy mayor, ¿y qué?

Desde este ser mayor sin ápice de derrotismo no tengo la más mínima intención de dejar de hacer las cosas que me emocionan, que me prenden, que iluminan mis pupilas como Naves en llamas más allá de Orión.

Despropósitos: Chamartín

Pasa que los AVEs que felizmente llegaban cada día desde Alicante y València hasta el jardín de Atocha ahora alunizan en la zona norte del rompeolas de todas las Españas.

Despropósitos: ser de algún sitio

Ser de algún sitio. Como buen grinch de las fiestas populares, lapido pronto la respuesta a la pregunta que se cuela estos días en mis conversaciones: “¿Qué debo visitar en Fallas, Terrés?”. La Serra de Tramontana.

Despropósitos: ¿qué es el amor?

El tercer episodio de ‘The Last of Us’ nos llevó a escribir “tienes que verlo” a personas que queremos. El amor llama al amor, lo tengo clarísimo. Hasta que se encendió la mecha del odio. 

Despropósitos: cosas que NO

No pienso perder más el tiempo haciendo cosas que no quiero hacer. Es que la vida se me va. Lo que sí pretendo hacer es centrarme en lo importante.

Despropósitos: me aburre Catar, me aburre el fútbol, me aburre este mirar hacia otro lado

Yo pensé que ibais a ver los partidos a escondidas, que os podría la culpa, como cuando un enfermo se fuma un pitillo en el pasillo del hospital. Pero qué va. 

Despropósitos: este vivir a destiempo

Es fácil sentirse en el momento equivocado, cautivo de esta vida a destiempo, sentir que llegas tarde a todo. O peor, que no llegas.

Despropósitos: la ironía es un lujo que no me puedo permitir

Dedicar tiempo de tu vida (con lo preciado que es) a juzgar la de los demás es un auténtico despropósito. El problema son siempre las personas.

Despropósitos: si haces la foto no vives

¿En qué momento pasó a ser más importante contar la experiencia que vivirla?

Despropósitos: no leer libros

De cómo es importante celebrar el Día del Libro pero mucho menos que lo que hay detrás de ese objeto bellísimo y atemporal, tan nuestro y tan de nadie. Es que no hay mayor despropósito que el de no leer.