Milán quiere prohibir la venta de pizzas y helados después de medianoche para frenar el turismo masivo

Para frenar el turismo masivo, Milán se plantea una nueva normativa que limite las visitas, además de restringir la actividad de bares y restaurantes.
Mostrador de heladería italiana con variedad de sabores y colores
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En los últimos años, el turismo masivo en Milán, al igual que ocurre con otras ciudades europeas, se ha ido haciendo cada vez más preocupante. La entrada de viajeros en busca de climas más cálidos, playas y el ambiente vacacional que cabe esperar de los destinos más solicitados llega a su punto álgido en verano, y ya 2023 vio récords absolutos de visitas en varios países de Europa. Grecia, por ejemplo, recibió a casi 17 millones de personas en su temporada alta, y esta afluencia empieza a notarse en la forma en que el gobierno local responde ante los problemas asociados.

Tanto Grecia como Italia han tomado medidas para garantizar el bienestar de sus habitantes ante esta oleada de visitas. El primero ha implantado un sistema de turnos para acceder a la Acrópolis de Atenas, además de declarar espacios protegidos en 198 playas y limitar la apertura de bares y restaurantes en un intento por reducir la presión sobre sus costas, mientras que el segundo tiene en marcha tarifas de entrada en Venecia, que se suman a otras restricciones como las introducidas en Portofino el año pasado. Milán, la incansable capital de la moda, es la última ciudad en incorporarse a esta lista con una peculiar propuesta: la prohibición de vender pizza y helado más allá de las doce y media de la medianoche.

El helado, plan imprescindible para las millones de visitas que recibe Milán cada año.

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El paquete de medidas propuesto por la concejalía de seguridad ciudadana y protección civil contempla mantener estas prohibiciones durante toda la temporada alta de Milán. De aprobarse, quedaría prohibido no solo vender pizza y helado, sino también servir cualquier tipo de comida o bebida en espacios exteriores entre las 00:30 y las 6:00 entre semana y entre la 1:30 y las 6:00 en fin de semana. El objetivo es reducir el ruido en las calles ocasionado por la gente que participa en la tradición milanesa de salir a buscar un helado nocturno y por el alboroto que viene irremediablemente asociado a los locales de ocio. El concejal, Marco Granelli, afirma: “Buscamos un equilibrio entre la sociabilización y el entretenimiento y la tranquilidad y la salud de los residentes, y todo ello respetando la actividad económica de empresarios y emprendedores". Las reacciones de la población han sido, hasta el momento, de lo más variado, con detractores que afirman que estas medidas dañarán a los dueños de los negocios y afectarán a los habitantes de Milán.

Milán podría ser la próxima incorporación a la lista de ciudades europeas con medidas contra el turismo masivo.

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No sería la primera vez que una ciudad europea se ve obligada a limitar ciertas actividades ante el turismo masivo: Ámsterdam lleva años enfrentándose a este problema, y ya en 2023 la ciudad tuvo que lanzar una campaña para intentar alejar a los viajeros en busca de despedidas de soltero y drogas recreativas con una medida que prohibió consumir cannabis en las calles del Barrio Rojo. También se endurecieron los requisitos para abrir hoteles nuevos y se limitaron las visitas con pernocta anuales como respuesta a las protestas de los habitantes de la ciudad. Por lo que parece, las medidas para reducir el turismo masivo en Milán seguirán un camino parecido: es probable que la normativa se apruebe, aunque de forma más limitada de lo que está planteada ahora mismo.

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Aunque los ayuntamientos locales tienen una gran responsabilidad a la hora de controlar el turismo, los propios viajeros también deben hacerse cargo de las consecuencias de sus viajes a lugares masificados. Buscar destinos alternativos, viajar en temporada baja y cuidar los espacios que se visitan es algo que está en manos de todos para asegurar que esos destinos tan populares siguen manteniendo el encanto por el que se han dado a conocer.

Este artículo se publicó en abril de 2024 en Condé Nast Traveler.

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