El jardín del Hotel Santo Mauro es ese lugar de Madrid donde lo primero que uno pide es que el tiempo se detenga o que, al menos, pase un poquito más lento. Y es que, jardines, recogidos y acogedores, en Madrid, todavía, haberlos, haylos. Lugares en los que uno puede jugárselo todo al verde de su naturaleza y olvidarse de las obligaciones de asfalto y hormigón. Aquí, el estrés se queda al otro lado de la puerta.
Quizá este jardín ya no sea todo lo secreto que nos gustaría. Ya se sabe, las coordenadas de un buen place-to-be no tardan en correr como la pólvora. Las de este te llevarán hasta un palacete de finales del siglo XIX y principios del XX, en el corazón de Chamberí, entre las calles Almagro, Zurbano y Caracas. Nada de irse a las afueras en busca de su encanto.
Sí que sabemos, en cambio, que el jardín del que es el primer hotel Luxury Collection de Marriott en Madrid siempre guardará la capacidad de sorprendernos. No todos los días uno puede dejarse caer por un espacio de tintes aristocráticos, sentarse a una de sus mesas y que el personal, atento y diligente, se ocupe del resto. Tú, de momento, concéntrate en el rumor de la fuente y en la relajación que eso te produce.
Porque sí, en el jardín del Hotel Santo Mauro también hay una fuente y violetas, magnolios olivos, azaleas, árboles de Júpiter, rosales trepadores ingleses… Un auténtico oasis urbano, cuyo responsable es Fernando Valero. Este paisajista supo ver que este lugar era un claro ejemplo de residencia aristocrática de aire europeo y apostó por la jardinería clásica para preservarlo. Exuberancia vegetal, pero con el confort visual que le confieren las líneas rectas, el orden y la simetría.
Y eso que todavía no hemos hablado de cómo aquí no se cuidan los detalles. Se miman. ¿No nos crees? Cuando la noche te sorprenda en este jardín, observa el juego de luces. No es casual. María Covarrubias, arquitecta especializada en light design, ha trabajado para crear un baile de contraluces que permita ir descubriendo los misterios de este espacio natural. Por algo se han hecho con un hueco entre los finalistas de los Premios Condé Nast Traveler 2024 en la categoría Hotel Diseño & Arquitectura.
En medio de toda esta paz, la terraza, con quiosco incluido. No, no es que vendan la prensa, aquí de lo que se encargan es de preparar los tragos con los que brindarás en tu visita. Y qué tragos: desde cócteles clásicos hasta experiencias multisensoriales. No hacen falta excusas para brindar, pero por si acaso, ve buscando alguna.
Ah, y súmale a todo esto que durante la temporada de terraza, que suele extenderse entre mayo y octubre, cuentan con una programación musical en directo en la que podrá escucharse desde flamenco hasta bossa nova, pasando por jazz.
QUE NO FALTE LA BUENA MESA
El restaurante Gresca se pone casual, informal e imaginativo cuando entra en escena en el jardín del Hotel Santo Mauro. Es entonces cuando despliega ante el comensal toda una gama de refrigerios y propuestas, perfecta para cualquier momento del día.
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Desde el aperitivo hasta el afterwork, pasando por una noche de celebración, el horario de cocina non stop, entre las 13.00 y las 23.00 horas, pone fácil que lo escojas como escenario de cualquier evento. No importa si vienes con amigos, en pareja, con la familia o con tus compañeros de trabajo, este es de esos sitios donde uno siempre encuentra lo que busca.
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¿Alguna recomendación? El famoso bikini Gresca siempre es un acierto. Si, además, optas por regarlo con alguno de los vinos ecológicos y naturales seleccionados por el chef Rafa Peña, descubrirás que el combo ganador existe y se encuentra en el jardín del Hotel Santo Mauro.
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