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Reseña: Hotel La Palma, Capri

Oetker Collection ha resucitado los años dorados de Capri gracias a la brillante renovación del primer hotel de la isla, inaugurado en 1822.
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Photos

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Amenities

bar
Familiar
Piscina
spa
wifi

Habitaciones

50

Aunque en su día Capri fue la esencia misma de la dolce vita, con el tiempo, su aire glamouroso y exclusivo ha ido dando paso a las colas y listas de espera tan habituales en destinos de moda. Por suerte, el hotel La Palma, que Oetker Collection ha resucitado a partir del primer hotel de la isla, inaugurado en 1822, ha llegado elegantemente tarde a la fiesta con su apertura el pasado verano.

La propiedad evoca imágenes de la gloria pasada de Capri: el diseñador maltés Francis Sultana se ha saltado los tipiquísimos azulejos en tonos cobalto y limón y las camisetas de “I Love Capri” para buscar una visión neoclásica y sencilla inspirada en Villa Lysis y Villa San Michele. Mires donde mires, la paleta de blancos y celestes recuerda al lujo legendario de la isla: las vistas de la bahía de Nápoles tal y como la debían ver los dioses desde el palacio del emperador Tiberio. Las blanquísimas cortinas de lino ondean con la suave brisa, los suelos de mosaico dan un nuevo significado a la frase “mira dónde pisas” y las vistas del mar son igual de épicas, aunque con el añadido algo más mundano de la boutique de Dolce & Gabbana en la Via Vittorio Emanuele.

El hotel cuenta con su propio obrador, con el maestro pastelero Carmine di Donna al frente, y Gennaro Esposito, conocido por su restaurante Torre del Saracino, en Vico Equense, lidera el nuevo restaurante de la azotea, La Bianca. Pero en una isla en la que reservar una tumbona en la playa puede requerir un año de antelación, el mayor atractivo no puede ser otro que el club de playa Da Gioia. Desde 590€.

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