Viajes de Semana Santa muy románticos (y con altas dosis de naturaleza)

Antiguos castillos, cabañas en el árbol, mansiones de cuento, lagos de ensueño, paisajes de postal… Escapadas cercanas y románticas solo para dos: ¿cuál de estos viajes haréis por Semana Santa?
Pareja frente al mar
Getty Images

Los viajes de Semana Santa pueden ser la ocasión perfecta para avivar la llama del amor. Si buscas escapadas románticas, cercanas y bien de naturaleza, echa un ojo a nuestra selección y planea una sorpresa inolvidable para dos: ¿con cuál te quedas?

1.ALOJARSE EN UN CASTILLO DE CUENTO

Vigilando desde lo más alto el bello pueblo de Cardona, hallamos esta fortaleza medieval del siglo IX: un castillo de cuento, perfecto para una escapada romántica inolvidable. Su privilegiada situación ofrece vistas panorámicas sobre el municipio y las tierras bañadas por el río Cardener, que hará que cada despertar junto a la persona que amas sea aún más especial. 

¿Buscas una habitación realmente romántica? Pide la 402, la de Sant Ramont: es la estancia más íntima del Parador. Situada pared con pared con una Capilla del siglo XVII y el antiguo hospital de peregrinos, su lecho matrimonial está cubierto por un dosel de madera rústica donde te sentirás como un auténtico rey.

Como en un cuento de hadas

Paradores

2. PASEAR DE LA MANO EN EL LAGO COMO 

El camino desde Milán, sinuoso, corre paralelo a pequeños acantilados habitados por iglesias en equilibrio y villas que no conocen el vértigo. Abajo, enorme, azul y apacible, el romántico lago Como. La vegetación no da tregua entre verdes, rosas y amarillos, y al final se atisban las montañas blancas, todavía nevadas. Estamos en primavera, la mejor época para enamorarse de un lago que encierra en sus pueblos de postal y sus mansiones de fantasía placeres de otro tiempo.

Aquí se viene a soñar, a practicar la dolce vita. El plan -con algún cambio- es el mismo desde hace milenios, cuando la nobleza romana se dejaba engatusar por esta paz alpina y tropical: leer bajo una palmera, recorrer de la mano las coquetas balaustradas que dibujan la orilla, tomar un capuccino al fresco en la terraza de algún pequeño café... Si os podéis permitir alojaros en alguno de esos majestuosos hoteles que lo rodean, como el Grand Hotel Tremezzo, el plan superará el 10.

La ‘dolce vita’

Alamy. Texto: Marta Sader

3. ALEJARSE DEL MUNDANAL RUIDO EN UNA ISLA (CASI) INACCESIBLE

La poco conocida isla de Muhu sólo es accesible en ferry en verano, y en invierno, cuando el Báltico se congela, a través de las carreteras heladas que discurren por encima del mar. Pero, al menos, es accesible: hasta los años 90 solo se podía entrar con una visa especial, pues albergaba una base militar. 

Aquel tiempo de aislamiento parece que hizo mella en Muhu: entrar en ella es como volver a un período más inocente, en el que los granjeros cultivaban pequeños pedazos de tierra, la fauna correteaba libre y en el cielo se veían sin esfuerzo las estrellas. Allí está el palacio encantado que es Pädaste Manor, uno de los hoteles más carismáticos de Europa, donde perderse… para encontrarse en los ojos del otro.

Una isla perdida para reencontraros

Visit Estonia

4. HACER UNA RUTA EN LOS COSTWOLDS, LA TOSCANA INGLESA

Verdes campiñas en las que pastan vacas y ovejas, coquetas casitas color miel, jardines de exposición, elegantes salones de té. Los Cotswolds, la quintaesencia de lo British, La Toscana inglesa, es una auténtica postal de paz y tranquilidad.

Ver fotos: 17 viajes de Semana Santa que son la escapada perfecta

Pararéis en municipios como Stow on the Wold, el perfecto pueblecito inglés, o Bourton on the Water “la Venecia inglesa” (así lo atestiguan tanto sus bonitos puentes sobre el río, sobre el que parecen flotar los sauces llorones), atravesaréis villas de lo más idílico, como Deddington, donde dar un paseo por el pintoresco cementerio de la iglesia de Saint Peter y Saint Paul, del siglo XIII… Y beberéis la rica sidra local y la cerveza de Donnington Brewery, la fábrica artesanal más famosa de la zona, para una noche romántica… ¡y divertida!

Pueblecitos encantadores y valles verdes os esperan en los Cotswolds

Alamy

5. DESCANSAR Y DEJARSE MIMAR EN UNA ENCANTADORA VILLA FRANCESA

Con la fachada de piedra y las contraventanas azules, con la hiedra lamiendo los muros centenarios. Rodeada de un fresco y exuberante jardín, con el rincón perfecto para leer, con el manzano esperando a que tiendas la mano y muerdas un fruto. Así es alojarse en Les Pesques, una deliciosa villa del sur de Francia que es exactamente como esa que habéis visto en las películas, como esa con la que siempre habéis soñado. 

En el desayuno, servido bajo los gigantescos árboles en verano, se disfruta de una coqueta mesa digna de una condesa, con vajilla delicada, flores recién cortadas y productos de la villa: confitura de higo, de fresa, de melocotón. Nueces y ciruelas. Huevos de las gallinas que corretean despreocupadas, bizcocho recién hecho. Por la noche, se sirven bajo las estrellas cenas de cuatro platos para los invitados de su trío de acogedoras y amplias habitaciones, bien regadas del mejor vino de la región. ¿Vuestra misión? Celebrar los pequeños placeres de la vida, esos que aquí saben tan bien.

Querréis quedaros a vivir en Les Pesques

Marta Sader

6. DORMIR A DOS PALMOS DEL CIELO EN CABAÑAS COLGADAS DE LOS ÁRBOLES

Es un cliché, lo sabemos, pero un cliché irresistible: alojarse en una cabaña en el árbol, sintiendo la presencia de la naturaleza, escuchando tan solo el silencio, es un placer multiplicado por dos si se hace en pareja. 

Las opciones abundan en España: podéis decantaros por Cabanes als arbres, inmerso en e lbosque de pinos y abetos de Sant Hilari Sacalm, en un macizo salvaje y poco explorado entre La Selva y Osona. O en Basoa Suites, Navarra, donde seis lujosas suites se ciernen sobre el imponente robledal de Amati, en el corazón del valle de Ultzama. ¡La intimidad es tal que el desayuno se deja en una cesta que subiréis en una polea!

¿Más ideas? Cabanas do Barranco, en Outes (Galicia), para calentarse junto a la chimenea y divisar más allá de castaños, pinos y robles el valle y, al fondo, la ría. O Zuhaitz-etxeak, en Zenauri (Vizcaya), donde, además de dormir en total intimidad a 17 metros del suelo, también tendréis la oportunidad de disfrutar de los placeres de un spa ecológico al aire libre.

Fantasía natural en Navarra

Basoa Suites

7. DISFRUTAR DE LOS PLACERES DEL VINO… Y LO QUE SURJA

Compartir un par de copas en el Wine Bar, realizar una visita guiada al viñedo, hacer una cata de vinos maridados con las mejores tapas, probar la mejor cocina riojana y, un paseo más allá, acurrucarse frente al fuego. En Finca La Emperatriz, compuesta por 101 hectáreas de viñedos en Baños de Rioja que pertenecieron a Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, se esconden todos estos placeres y muchos más.

Solo hay tres villas, de modo que la privacidad es total: las tres poseen servicios de cinco estrellas, pero alojaos en la más pequeñita, que tiene una romántica chimenea en el salón (que también reconforta y da calor a la salita de lectura) y una bañera antigua en la habitación…

Vino y naturaleza en La Rioja

Finca La Emperatriz

Ver más artículos:

SUSCRÍBETE AQUÍ a nuestra newsletter y recibe todas las novedades de Condé Nast Traveler #YoSoyTraveler