Los mejores desayunos de Sevilla

Despertar con alegría en la capital andaluza es bien fácil, pero mucho mejor si se arranca la jornada entre deliciosas viandas. Ya seas más tradicional o de combinaciones innovadoras, ¡estas propuestas te van a encantar!
Los mejores desayunos de Sevilla

Desde la clásica tostada con jamón y aceite —ay, por dios— a los churros con chocolate. Desde el café de especialidad al debido brunch con su aguacate y sus huevos benedictinos como dios manda: la felicidad se halla en las cosas más sencillas de la vida y un buen desayuno es —faltaría más— una de ellas. 

Y la suerte es que en la ciudad de la Giralda y de la calle Betis, de las Setas y el barrio de Santa Cruz, este tema se lo toman muy en serio. Tan en serio, que oye, lo de convertir la comida más importante del día en una excusa para lanzarse a la calle es lo más habitual, ¿a quién no le gusta despertar con las mayores delicias por delante?  

Así que para Sevilla que nos vamos a ponernos las botas. Tú prepárate a disfrutar, que de la ruta ya nos encargamos nosotros. 

CASA ORZÁEZ O EL PLACER DE LA VIDA LENTA 

Tranquilidad. Paz. Sosiego. Son las sensaciones que le invaden a uno cuando se sienta al calor del sol invernal en la pequeña terraza de Casa Orzaez, o se decanta por un huequito en una de las cuatro mesas en su interior. Mejor llegar temprano, si no tocará esperar, pero con todo y con eso merecerá la pena: este templo al slow life lo es también a los desayunos de altura, como nos gustan a nosotros. Coquetos, elaborados: deliciosos. 

Casa OrzáezCasa Orzáez / Facebook

Quienes dan vida al negocio son Eugenia, Claudia y Pablo, tres hermanos que no tuvieron ninguna duda cuando hace unos años decidieron apostar por hacer este sueño realidad: un lugar en Sevilla con el que disfrutar haciendo a los demás disfrutar. Tan sencillo como eso. 

Y lo hacen gracias al cariño que le ponen a cada exquisitez preparada en su cafetería: aquellas protagonizadas por los quesos de leche de cabra cruda de la raza autóctona Florida sevillana  que su propia madre se encarga de elaborar en la quesería que poseen en Castilblanco de los Arroyos —Mare Nostrum es la marca—: echar un ojo a su particular cava de quesos es una bendita locura. 

Pero también son tentadores los ricos alimentos vivos —fermentados, compotas o lácteos— que preparan con producto ecológico y local de calidad, los buenos ratitos que sus clientes pasan entre charlas, libros y revistas; así como los cafés de especialidad y zumos de frutas que degustar sin prisas. Para ponerle la guinda al pastel, todo el producto que manejan para sus recetas también lo venden en su pequeña tienda: como para irse con las manos vacías.

BODEGA LA VIÑA: LOS DE TODA LA VIDA

Lo primero de bueno que tiene esta tasca repleta de solera en pleno centro sevillano junto a la ambientada San Juan de la Palma, es que la tostá con lo que guste la sirven sin importar la hora del día: noctámbulos del mundo que ansiáis un desayuno a las 5 de la tarde, este es vuestro lugar. 

Lo otro bueno, es que esas tostás las sirven como nadie: con exquisito pan de la Algaba, tradicional donde los haya, y jamón del rico, rico —que no se diga que no estamos en el sur—. Tampoco le faltan las rodajitas de tomate correspondientes y el aceite de oliva virgen de rigor. Si a algún despistado no le convence la oferta —que lo dudamos—, siempre tiene la opción de añadirle un buen queso de los de la tierra: la selección es digna de enmarcar. 

Ver fotos: Los mejores desayunos de Madrid según la redacción de Condé Nast Traveler

Lo mejor es que si el desayuno se extiende más de lo previsto, siempre habrá la opción de estirar el ratito con algún que otro tapeo. ¿Un secreto? Aquí preparan los caracoles como en ningún otro lugar. 

LA CACHARRERÍA, BRUNCH Y LO QUE SE TERCIE

No muy lejos del anterior, en La Cacharrería, el espíritu es otro bien distinto: ¿buscas el clásico lugar para brunchear a lo grande, con un montón de delicias que se acumulan en la mesa y que te hacen no saber por dónde empezar a hincar el diente? ¡Ja! Pues este es tu sitio. 

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Pequeñito y recogido, lo que significa que las mesas están más que cotizadas, y en plena calle Regina, tranquila y peatonal, aquí tendrás que tener las ideas muy claras antes de decantarte por cualquiera de sus propuestas. Empezando por los bagels, sus súper tostadas de pan artesano –con huevos revueltos, con jamón y aceite; con ahumados, aguacate, quesos o lo que a uno le apetezca—, sus bowls de yogurt con frutos de todo tipo, sus ricos smoothies, zumos naturales, infusiones, compotas caseras… Todo colocado estratégicamente en una tabla de madera ideal para que saques esa foto que triunfará en Instagram. ¿Estás ya salivando? Porque nosotros, sí. 

EL COMERCIO: HISTORIA DE SEVILLA

En pleno centro histórico hispalense, cerca de las comerciales Tetuán y Sierpes y a dos pasos de la popular Plaza del Salvador, se encuentra este negocio de barra de caoba y azulejos sevillanos en los que se recrea la esencia hispalense más clásica. 

Teniendo en cuenta que El Comercio se fundó en 1904, es algo que se entiende normal, y eso lo saben muy bien los sevillanos de pro que cada día buscan su huequito particular en una de sus pequeñas mesas de mármol. ¿El objetivo? deleitarse con el mayor de los placeres: tomar unos churros con chocolate. Eah. 

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Porque sí: aquí hay que tirar de aquello que sabes —ya te lo decimos nosotros— que es triunfo asegurado, y aunque las tostadas también tienen su espacio, un buen bocado a uno de esos churros de rueda que saben —y huelen— que alimentan, es excusa más que suficiente para pegarse esta escapada. Un apunte: sirven estas delicias crujientes y en su punto a cualquier hora del día. 

PLÁCIDO Y GRATA: EL NUEVO LUGAR PARA VER Y SER VISTO

Así es: el lugar de moda para los amantes de los negocios de diseño minimalista al más puro estilo nórdico se halla en la calle Monsalves y no, no es una cafetería cualquiera: es la cafetería del hotel boutique Plácido y Grata, un coqueto alojamiento de tan solo 15 habitaciones con apenas un par de meses de vida que ha revolucionado el universo de los desayunos hispalenses. Y aunque ya el hotel daría para todo un reportaje, centrémonos en lo que toca: su deliciosa carta de manjares con los que arrancar el día, ya seas huésped o no. 

Plácido y Grata.Plácido y Grata

Porque aquí todo aquel dispuesto a dejarse agasajar por el paladar es bien recibido: entre sus propuestas, te volverás loco con su tostada Burrata —con chutney de tomates y chiles, pastrami de presa ibérica y tomates asados— o con el brioche de plátano —crema de cacahuete, plátano, arándanos y frambuesas—; con sus cafés de especialidad preparados por Jose –el barista–, sus tortitas, su bowl de granola o sus huevos preparados de diferentes maneras. Y para llevar, panes de masa madre y bollería. 

LA ANTIGUA ABACERÍA DE SAN LORENZO: DE SEVILLANAS MANERAS

En el año 1995 abrió Ramón las puertas de este clásico de la ciudad el Guadalquivir para contentar estómagos como mejor sabe hacerlo: apostando por un producto de calidad que presenta de la manera más tradicional. Y muy mal no lo hará cuando la Antigua Abacería de San Lorenzo tiene que colgar el cartel de “Completo” a menudo: su carta es una oda a las delicias del sur, y eso lo sabemos todos. 

Pero resulta que a este negocio afincado en una antigua casa sevillana del siglo XVIII —nada más y nada menos—, no solo se puede ir a comer o cenar a lo grande: también sus desayunos son dignos de alabar

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Porque ya lo hemos dicho: Ramón no se anda con chiquitas, así que la tostadas preparadas con molletes de Alcalá y aderezadas con carne mechá casera, con jamón ibérico “del bueno” o con lomo a la sal —por citar algunas— ya quitarán el sentido por sí solas. Pero si apetece apostarlo todo al desayuno, siempre se puede optar por el Brunch de Oro: por 13 euros se cargarán las pilas a base de zumo natural y cava, de huevos fritos, revueltos o en tortilla de patatas, frutas de temporada, jamón y chacinas ibéricas, cruasanes y tostadas. ¿Acaso se puede pedir más? 

OFELIA BAKERY O EL TEMPLO DEL DULCE

Cuquismo elevado a la enésima potencia: así es el localito que desde 2017 regenta la gaditana Elena Garcés en la calle Huelva –aunque desde 2013 se hallaba en otro lugar—, en el barrio de la Alfalfa. Se trata de Ofelia Bakery y es su proyecto personal, el que aboga por recuperar las recetas de repostería de toda la vida elaborándolas a diario para el disfrute de sus clientes. 

Papel pintado por aquí, algunas plantas por allá, un neón y mesitas de madera son algunos de los elementos que hacen de este rincón en el corazón sevillano un lugar de lo más acogedor. O en otras palabras: el ambieNte perfecto para zamparse algunas —si se prueba una, se querrán más— de sus delicias. Todas frescas. Todas artesanas. Todas riquísimas. 

Ofelia Bakery.Gonzalo Posada Leon

En la vitrina, pasteles que ya alimentan con solo mirarlos: cupcakes, rollos de canela, tartas de zanahoria o bizcochos de chocolate. La creatividad de Elena cuando de hablar del universo más dulce se trata es inmensa. Cuenta además con un puñado de mesitas repartidas por el local en las que poder degustar los desayunos y meriendas. Y es que es este, más que en ningún otro lugar, el paraíso de los golosos. Lo dicho: un templo al dulce en toda regla. 

LA MUNDANA: CUANDO EL ESFUERZO VALE LA PENA

Hay que coger el coche, sí, pero qué más da: cuando la recompensa tiene forma de cuencos de yogur con frutas, de gofres de espinacas con pulled pork y huevos poché —ay—, de tarta de queso, brownie y dulce de leche —sí, los tres a la vez— o de bagels de lo más saludables… créenos que lo merece. Y todo, eso sí, de kilómetro 0 y maridado con el mejor café de especialidad

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Y es que a La Mundana, en la vecina localidad de Camas, se viene a desconectar un poquito del ajetreo de la vida en el centro de Sevilla, a tomarse las cosas con calma y a hacerlo en un espacio que uno llega a sentir casi, casi, como si fuera su casa. La decoración, claro, también tiene que ver: alacenas repletas de latas con tés e infusiones, paredes de ladrillo visto de las que cuelgan cuadros e ilustraciones, y detalles curiosos por aquí y por allá lo convierten en un espacio de lo más acogedor. Algo es seguro: quien prueba, repite.  

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