Loarre: el castillo mejor conservado de Europa se encuentra en Huesca

Tiene uno de los castillos románicos más antiguos de España y mejor conservados de todo el continente. Además de ser la cuna del arte románico, Loarre consiguió llamar la atención del mismísimo Ridley Scott.
Castillo de Loarre.
Alamy

La ruta de los castillos de Aragón es una expedición que se hace deliciosa cuando los almendros están con las flores en su máximo esplendor. La temporada de la floración del almendro se está alargando más de la cuenta, sobre todo en las tierras aragonesas, que abrazan las temperaturas más frías de nuestro país, ahora ya templadas con este loco cambio climático. Y aunque aún se esperan algunas semanas más de hielo y nieve, los alojamientos rurales de esta región española están bien surtidos de reservas.

Para exprimir esta aventura y sacar todo el jugo a esa estela de arte románico que salpica toda la comunidad autónoma necesitaréis al menos una semana o diez días. Pero si vuestro plan solo contempla una escapada de fin de semana, hoy os vamos a recomendar recrearos en el bonito entorno de Loarre y su castillo, a unos treinta kilómetros de la capital oscense.

Agüero, Huesca.

Comarca Hoya de Huesca

Hay que trasladarse hasta la comarca de La Hoya de Huesca, y adentrarse por carreteras custodiadas por montes coronados con nieve, repletos de pinos y abetos silvestres que tiñen de verde sus laderas. Conforme se va divisando con cierta dificultad el castillo de Loarre, se hace indispensable abrir la ventanilla y dejarse la cara golpear por el nervudo aire frío que arrastra la
nieve. Es momento de disfrutar de un oxígeno limpio, que llega envuelto con el perfume de las coníferas y de la flor del almendro, secreto bien guardado de la famosa miel de la Hoya de Huesca.

LA RUTA DE LOS CUATRO PUEBLOS

El abrazo gélido del aire del prepirineo es el primer parroquiano que os dará la bienvenida cuando piséis suelo de Loarre. Este pequeño pueblo oscense apenas cuenta con trescientos habitantes y, siendo la primera parada de la ruta de los castillos de Aragón, se compone de cuatro pueblos minúsculos que hay que recorrer desde el oeste hasta llegar a Loarre.

La ruta comienza con el núcleo más retirado, en Linás de Marcuello. Con apenas 25 habitantes, esta pequeña aldea tiene un buen motivo para hacer una visita. La antigua escuela del pueblo, ante la desaparición definitiva de niños que llenaran las aulas, fue reconvertida en el año 2004 en una prolongación del Museo Pedagógico de Aragón, ubicado en al ciudad de Huesca. En su interior encontramos la reconstrucción de cómo eran las aulas hace más de cien años, con el material escolar que se empleaba en unos tiempos en los que ya no sólo no existía internet, sino que tener un mapamundi era todo un lujo.

Vista desde el castillo de Marcuello en Sarsamarcuello, Loarre.Getty

La segunda parada se realiza en Sarsamarcuello, un pueblito de unos 60 habitantes que guarda a buen recaudo una bonita iglesia románica del siglo XII en muy buen estado de conservación. Se trata de la Iglesia de la Virgen de Marcuello, ubicada a los pies de las ruinas del desaparecido castillo homónimo, un tesoro arquitectónico que nos recuerda más a una edificación defensiva que religiosa. Muy cerquita del lugar se encuentra lo que se conoce como el “Mirador de los buitres”, un balcón a la naturaleza al que se llega por un sendero sin dificultad y salpicado de restos de construcciones románicas.

La tercera etapa discurre en Santa Engracia de Loarre, el pueblo más pequeño de todos. Tan solo cuenta con una calle principal y es complicado encontrar apenas a alguien por la calle. La paz y el silencio que gobiernan en esta pequeña aldea de casas de piedra tosca y fría lo convierten en un atractivo perfecto si queremos hacer noche en un lugar donde no se sienta un alma. Hay una modesta casa rural perfecta para los amantes del aislamiento.

Virgen de Casbas (frescos), Ayerbe.Alamy

LOARRE Y EL CASTILLO DE LOS MIL AÑOS

La villa de Loarre es el final de nuestra expedición. Los campos que parten de aquí hasta el cercano Ayerbe se han teñido de blanco gracias a la floración de los almendros, señal de que la primavera está al acecho. Hemos llegado a un pueblo que, si bien podríamos recorrer en apenas una mañana, merece más una visita con calma y mesura. Porque en Loarre se encuentra el que está considerado el castillo de origen románico más antiguo de España y mejor conservado de toda Europa.

El castillo de Loarre está a punto de cumplir los mil años. Se cree que se terminó de construir alrededor del año 1035, y tuvo que costar muchísimo ya que se encuentra sobre un peñasco de más de mil metros de altitud. Llegar hasta la fortaleza fue un hito en el pasado y lo sigue siendo en el presente. Claro que antes costaba una batalla de lanza, escudo y caballo intentar penetrar en él, mientras que hoy en día esa batalla se salda con el pago de seis euros. Al cambio, teniendo en cuenta la moneda del siglo XI, el acceso al castillo costaría unos 136.000 maravedíes. Imaginad el negocio que pudieron haber hecho en lugar de batallar.

Castillo de Loarre, Huesca.

ChaviNandez / Alamy Stock Photo

El secreto por el que el castillo se encuentra tan bien conservado es porque, a pesar de que Sancho III lo mandó construir para mantener a raya a los musulmanes, la fortaleza jamás fue atacada, por lo que no sufrió ni un solo rasguño durante toda la Reconquista. Además, tras superar el periodo de guerras, los monjes agustinos fueron los que se encargaron de adecuar la fortaleza para servir como residencia. Y ya se sabe cómo ha sido la Iglesia en el medievo cada vez que le daban un castillito para “decorar”.

Resulta inexplicable la habilidad que pudieron tener hace un milenio para construir dentro de ese castillo a mil metros de altitud una iglesia con esa gigantesca bóveda, desafiando a todas las leyes de la gravedad y a los principios de la arquitectura. Al menos la de aquella época. Las estancias del castillo permanecen casi intactas, muchas de ellas cargadas de simbología y grabados, dejando una extraña sensación, como si el castillo hubiera estado habitado hasta hace unos meses.

El castillo de Loarre y 'El reino de los cielos'.

20th Century Fox

El castillo tiene infinidad de espacios donde se hace irresistible posar por doquier. Una de ellas es el Mirador de la Reina, un salón gigantesco que se cree que correspondía a estancias reales y que originariamente tuvo dos plantas. Desde ahí se puede observar una panorámica de la comarca indescriptible, no apta para los temerosos de las alturas. Es en este punto donde entendemos por qué nadie se atrevía a intentar sitiar esta magnífica fortaleza.

Tal es la espectacularidad del castillo que grandes directores de cine le echaron el ojo para filmar escenas icónicas. El papel cinematográfico más internacional que ha tenido el castillo de Loarre fue para Ridley Scott en la película El Reino de los Cielos. ¿Os podéis imaginar a Jeremy Irons paseando por Loarre y echándose unos chatos de Somontano con Liam Neeson y algunos parroquianos en el bar del pueblo? Pudo haber pasado en el año 2004, pero nadie nos lo ha confirmado en el pueblo.

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Y ADEMÁS…

Además de la casa rural de Santa Engracia, otra gran opción de alojamiento la tenéis en la Hospedería de Loarre, un edificio renacentista que data del siglo XVI y que en su día hizo las veces de Casa Consistorial. Además de ser la opción más cómoda y céntrica, el hotel cuenta con un servicio de alquiler de bicicletas para los que busquen adentrarse por el entorno natural de la Hoya de Huesca, rutas a caballo e incluso actividades acuáticas en el río Gállego.

En esta época del año en Loarre se come sopa de ajo, migas y platos de caza. No hay muchos sitios donde comer en Loarre y alrededores por lo que el restaurante de la hospedería o el del camping cercano son las dos mejores opciones. Claro que si no os importa coger el coche, en el vecino Ayerbe hay muchas alternativas.

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El castillo de Loarre, además de tener muchas leyendas de caballeros y princesas, y algún que otro fantasma que se dice que vaga por las estancias, es uno de los pocos castillos que aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad protegido por la Unesco. Cada año recibe a más de cien mil visitantes, todo un hito teniendo en cuenta que nos encontramos en una provincia donde el turismo, fundamentalmente rural, es mucho más estacional que en provincias más cálidas.

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