Un road trip a los pies de los Pirineos: de la Seu d'Urgell a Figueres

Esta ruta por carretera es el cuarto tramo del Grand Tour de Cataluña, finalista en la categoría de Destinos Nacionales de los premios Condé Nast Traveler 2024.
Santa Pau pueblo entre la Seu dUrgell y Figueres cuarto tramo del Grand Tour de Cataluña
Santa Pau | @Pep Sau/@Agencia Catalana de Turismo

Hay un lugar en el mundo en el que los pueblos se construyeron colgados de rocas, las villas son medievales y en ellas la vida de antaño, la que transcurría a un ritmo sosegado, todavía resiste. En ese lugar, los volcanes dibujan ciertas zonas del paisaje y si no nos crees, puedes sobrevolarlo en globo para comprobarlo. Aquí, los hayedos son de belleza superlativa y los genios, algunos de los grandes de verdad, encontraron su inspiración. Te hablamos del espacio comprendido entre la Seu d’Urgell y Figueres, unos 357 kilómetros de road trip a los pies de los Pirineos que transcurren por Cataluña.

Así enumerado, suena abrumador. Mucho más si tenemos en cuenta que esto no es más que un pequeño desglose de lo mucho que estas zonas, repartidas entre Lleida y Girona, tienen por ofrecer.

Castellfollit de la Roca se alza sobre un espectacular riscal basáltico de cincuenta metros de altura (Pirineos de Cataluña).@José Luis Rodríguez/@Agencia Catalana de Turismo

Por ello, te gustará saber de la existencia del Grand Tour de Cataluña, un itinerario circular diseñado para cubrir todo el territorio y poder lanzarse a recorrerlo, sin prisas, a tu ritmo, haciendo un alto en el camino cada vez que una historia escuchada en un bar le llame la atención, una tiendita de pueblo le requiera un rato más de su tiempo o alguien le cuente dónde se encuentra el mejor mirador, ese que no sale en las guías, para deleitarse con un atardecer.

También te gustará saber que los 2.000 kilómetros de este Grand Tour de Cataluña, cuyo nombre está inspirado en esos grandes viajes que se iniciaron a mediados del siglo XIX, son un auténtico road trip que puede realizarse en un único viaje de 13 días o dividiéndolo en los cinco tramos que lo componen. El que nos ocupa, el que une la Seu d’Urgell y Figueres, es el cuarto, una auténtica oda a la naturaleza, que puede hacerse en cinco etapas que te llevarán a descubrir sus seis puntos imprescindibles en un road trip a los pies de los Pirineos.

Claustro de la catedral de La Seu d'Urgell, de estilo románico y del siglo XII (Pirineos de Cataluña).@Nano Cañas/@Agencia Catalana de Turismo

Ya solo el inicio apunta maneras, si tenemos en cuenta que comenzarás tu viaje en La Seu d’Urgell. Sede del obispado, probablemente ya te estés imaginando que lo de su patrimonio es digno de recordar. Lo harás. ¿No nos crees? Solo decirte que aquí se encuentra la única catedral íntegramente románica de Cataluña, la de Santa María, sabemos que te hará cambiar de opinión. Después, ya podríamos contarte, como consejo nivel experto, que siempre va a ser buena idea planificar tu viaje para que tu paso por La Seu d’Urgell coincida con el tercer fin de semana de octubre. Será entonces cuando puedas disfrutar también con la Fira de Sant Ermengol, donde se dan cita los productores de quesos artesanos de los Pirineos de Cataluña. Cuando la visites, podrás decir que habrás visitado la primera feria documentada de la península ibérica (año 1048).

Desde La Seu d'Urgell, 90 kilómetros te separan de tu destino, Bagá. Transcurren por una carretera panorámica desde la que no te faltarán espectaculares vistas al imponente Pedraforca. Tampoco algún que otro punto desde donde emprender su ascenso. Por el camino, Gósol, el pueblo hasta el que subió Picasso a lomos de una mula en busca de tranquilidad en 1906 y donde estrenó su etapa cubista. El Carnet català que bosquejó durante esos meses puede contemplarse en el museo dedicado al artista que hay en la localidad.

En la segunda etapa, la que cubre los 128 kilómetros entre Bagá y Ripoll, entenderás por qué lo del encanto de la Cerdanya debería estudiarse. Y es que, aquí los pueblos cogen altura, tanto como los más de 1.000 metros de altitud que superan 17 de sus municipios. Esto condiciona su arquitectura, de montaña, bien de piedra y de pizarra. También de atractivo. Si no, que se lo digan a Gustavo Adolfo Bécquer que encontró la inspiración que necesitaba para escribir la leyenda La cruz del diablo en Bellver de Cerdanya.

Plaza de la iglesia de Castellar de n'Hug, en la comarca del Berguedà (Pirineos de Cataluña).@Sebastiaan Bedaux/@Agencia Catalana de Turismo

O que te lo digan a ti, que te rendirás ante el misterio de las calles de Puigcerdá, tan presentes en el trabajo de Carlos Ruiz Zafón; sucumbirás a las ganas de llegar hasta el nacimiento del río Llobregat, en Castellar de N’Hug; y caerás en la tentación de llevarte contigo los cruasanes pantagruélicos que elaboran en esta localidad. Del kilo para arriba.

Viajar da hambre y si no se da el caso, ya se encargarán de abrirte el apetito durante la tercera etapa, el que une Ripoll con Olot. En total, 75 kilómetros en los que la riqueza patrimonial del lugar queda clara con simplemente vislumbrar la Biblia de piedra o, lo que es lo mismo, el conjunto de filigranas que componen la portada de Santa María de Ripoll.

Uno puede pensar que después de tamaña obra de arte ya está todo dicho, pero todavía no habrá llegado el momento de quedarse sin palabras. Este se producirá al bajar del tren cremallera que te llevará hasta la Vall de Núria, con sus prados verdes, sus montañas pirenaicas de pendientes imposibles y, en medio, imponente a la par que minúsculo, el santuario.

Excursión en poni en la Vall de Núria.©Vall de Nuria

Ojo, que ahora es cuando llega lo de abrirte el apetito. Y es que, resulta de parada obligada el pueblo de Camprodon. ¿Por su encanto medieval? Por supuesto, pero que no se te olvide preguntar por sus galletas artesanas. Ah y antes de llegar a Olot, haz un alto en el camino: Castellfollit de la Roca te espera. Cuando te decíamos que aquí los pueblos se construyeron colgando de rocas, no mentíamos.

En Olot, punto de partida del cuarto tramo que terminará en Banyoles, a unos 30 kilómetros, podrás recrearte paseando por su mercado y sus tiendas centenarias. Ni lo intentes: no podrás resistir a la tentación de comprar embutidos, chocolates, legumbres y ratafía. Tampoco a la de sobrevolar en globo el cercano Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa. El Stendhal viajero está garantizado. Cómo no iba a estarlo, si esta parte del periplo termina durmiendo, literalmente, bajo las estrellas, en algún glamping cerca del que es el lago más grande Cataluña, el de Banyoles.

En esta lámina de agua la vida y los paisajes cambian según lo hacen las estaciones. Cualquier momento es bueno para visitarlo, probar suerte con el avistamiento de aves, animarse a practicar algo de kayak o, por qué no, si el tiempo acompaña, atreverse con un chapuzón.

Globos sobrevolando el Parc Natural de la Zona Volcànica de la Garrotxa (Pirineos de Cataluña).@Cablepress/@Agencia Catalana de Turismo

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Y sí, ya sabes que tu road trip está tocando a su fin, que en cosa de escasos 34 kilómetros estarás llegando a Figueres, ciudad natal de Dalí, que pasearás por las calles por las que él paseó y que hasta podrás sentarte en el Café Emporium, donde el artista y Luis Buñuel escribieron el guion de Un Perro Andaluz. Antes de eso, permítenos una última recomendación a modo de desvío, el que te llevará hasta el encantador pueblo medieval de Besalú. Su puente probablemente sea uno de los más fotografiados de Cataluña. No nos extraña, menuda estampa natural y patrimonial, todo un abrir boca, previo a descubrir el legado histórico que todavía pervive en sus calles.