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Reseña: Villa Mabrouka, Tánger

Un clásico instantáneo.
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El año pasado, el diseñador Jasper Conran volvió a mostrar su amor por Marruecos y sus dotes como hotelero. Esta delicada renovación de la antigua villa de Tánger que perteneció a Yves Saint Laurent y Pierre Bergé se ha convertido en un clásico desde su misma inauguración.

En medio de un mágico jardín secreto junto a la Casba, la obra de Conran supone una exquisita segunda parte de L’Hôtel Marrakech a la vez que una lección en esta era del lujo excesivo que está viviendo en mundo del diseño, con guiños a maestros del interiorismo sutil como Jacques Grange o el propio Yves Saint Laurent.

No cuesta imaginar al propio Saint Laurent caminando bajo los arcos y antiguas lámparas de araña de la propiedad, cruzando los suelos renovados de mármol blanco y negro, pasando por delante de artefactos romanos auténticos hasta llegar al hammam.

Al mismo tiempo, Conran nos recuerda la sencillez que muchas veces acompaña al verdadero lujo: el canto de los pájaros en los frondosos jardines, las rodajas de naranja pelada del desayuno, los higos de aperitivo sobre las tumbonas junto a la piscina, las sábanas de lino blanco planchadas cada mañana y el azul intenso del Estrecho de fondo. De vez en cuando, se pasa por el hotel para hacer pequeños ajustes, como un afinador de pianos. Lo próximo será la incorporación de un bar y un restaurante. Desde 456€.

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