En 2012 abría sus puertas Abadía Retuerta LeDomaine, un hotel y bodega que es un destino en sí mismo. Compuesto de solo 30 habitaciones, se erige sobre una antigua abadía premonstratense del siglo XII de la que se ha conservado todo el encanto, pero que ha sido restaurada con una luminosidad y pulcritud que impacta.
Entre los puntos fuertes de este alojamiento (del que no querrás salir en todo el fin de semana), un silencio compuesto de trinos de pájaros y del propio viento, un jardín cuidadísimo, obras de arte por doquier, gimnasio y una estancia para yoga y meditación, un entorno natural por el que serpentean algunas rutas ideales para recorrer a pie o en bicicleta (cortesía del hotel), y una gastronomía de primer nivel (regada con vinos propios que no te dejarán indiferente) que lo convierte en lugar de peregrinaje para gentes de la región.
A solo una hora en tren desde Madrid a Valladolid, más 20 minutos de transfer, el hotel aún esconde un as imbatible en la manga. Nos referimos a uno de los spas más delicados que hemos visitado hasta la fecha, respetuoso en su diseño y concepto con el espacio del que emerge, e inundado de luz natural. Cuenta con una exquisita zona de aguas con vistas a los jardines, una preciosa piscina cubierta y salas de tratamiento en las que se aplican protocolos de Natura Bissé.
Uno de ellos fue presentado hace pocos días en exclusiva a Condé Nast Traveler: se trata del nuevo tratamiento Serenity & Vitality Ritual, diseñado en exclusiva dentro de la Bubble Pure Air de la firma, una tecnología punta que usan los deportistas de élite, en forma de burbuja con aire puro al 99.995%, libre de partículas contaminantes y agentes víricos, alergénicos y bacteriológicos. El facial antioxidante a base de vitamina C, aplicado en este marco privilegiado, ayuda a recuperar la vitalidad de las pieles fotoenvejecidas y a minimizar los signos de la edad. Incluye un masaje corporal con Diamond Well- Living para disfrutar, relajarse, sentir, conectar con uno mismo…