Sicilia por primera vez

‘Futtitinni’ es la palabra que han inventado los sicilianos para definir su filosofía di vita: la ligereza y la importancia de centrarse tan solo en las cosas importantes.
Sicilia por primera vez Templo de la Concordia y estatua de Icaro en Agrigento
Alamy Stock Photo

La isla más grande del Mediterráneo esconde numerosos tesoros, por lo que decantarnos por un itinerario para recorrer Sicilia por primera vez resulta complicado a priori. Los aeropuertos de Palermo y Catania reciben a la mayor parte de viajeros de todo el mundo, por lo que, dependiendo de cuál sea nuestra ruta, el viaje podrá empezar o terminar de diferente manera.

Siracusa y sus balcones. Hollis Poppy

DE CATANIA A RAGUSA

Haciendo caso de ese ‘futtitinni’, nuestro road trip comienza en Catania, desde donde conduciremos directamente a Siracusa. Allí, Ortigia, isla y centro de la ciudad donde perderse por sus calles empedradas repletas de historia, nos parecerá un ligero paseo a pesar de las altas temperaturas en verano. Tras pasar por su Castelo Maniace y su Duomo, el cuerpo nos pedirá zambullirnos en cualquiera de sus calas. Y, como recompensa añadida antes de que caiga la noche, un aperitivo italiano repleto de embutidos y maridado con el mítico Spritz en Mikatú o cualquiera de los pequeños locales frente a la playa.

Allí no podemos perdernos tampoco –para evitar los sofocos, mejor a primera o a última hora– el Parque Arqueológico de Neápolis, que se compone del teatro Griego, el Anfiteatro Romano, la Oreja de Dionisio, el Altar de Ierone y el Museo Arqueológico Paolo Orsi. Muy cerca de allí, media jornada en Noto, la ciudad de moda nos acercará al barroco con su Piazza del Municipio: allí encontramos la catedral del siglo XVIII, y el palacio Ducezio, sede del Ayuntamiento, entre otros edificios históricos.

Ragusa, Sicilia.Getty

Y de ahí, a la ciudad que pone a prueba nuestros gemelos por la cantidad de cuestas y escaleras de las que se compone. Ragusa fue construida sobre una colina de caliza entre dos hondos valles, un escenario de cuento sobre todo cuando cae la noche. Una parada: Enoteca Il Barocco, para tomar un bocado y probar alguno de sus deliciosos vinos antes de llegar a la imponente catedral de San Giorgio.

LA DOLCE VITA –Y NOCHE– DE AGRIGENTO

El valle di Templi resulta uno de los principales atractivos de la isla para el turismo y no es para menos: allí se reúnen los restos de la antigua colonia griega de Akragas del siglo V a. C catalogada como Patrimonio de la Humanidad y reconocida por los expertos como uno de los tesoros griegos más importantes del mundo. Como pasa con Ragusa, en este caso también recomendamos que lo visites por la noche para conseguir un recorrido aún más especial bajo la luz de las estrellas.

Pero, aunque Agrigento sea conocido a nivel turístico por este patrimonio, lo cierto es que cuenta con una vida nocturna muy animada. El secreto mejor guardado se esconde en la Salita Madonna Degli Angeli, una escalinata repleta de bares y restaurantes donde dejarnos recomendar por los propios sicilianos, que conseguirán que pruebes las mejores pizzas y los auténticos platos de pasta del sur italiano.

La playa de Scala dei Turchi.Coke Bartrina

De nuevo hacia la costa, la visita a la Scala dei Turchi es otra de las más icónicas de la isla. Se pensaba que los piratas turcos protegían sus barcos del viento con este acantilado de roca caliza y por eso se bautizó como ‘escalera de los turcos’, a pesar de que luego se supiera que eran sarracenos. Las vistas, al parecer, son espectaculares si subimos arriba del todo, aunque decimos ‘al parecer’ porque, debido a la cantidad de turistas que la ha visitado en los últimos años, se ha prohibido el paso para prevenir derrumbamientos. Tomar el sol y darse un baño abajo antes de seguir adelante con nuestra particular dolce vita es la mejor y refrescante opción.

Y PARA TERMINAR… EL ETNA

Sicilia también es conocida por sus increíbles y paradisíacas playas de agua cristalina. Aunque antes de continuar en la costa, una escapada rápida a la pequeña y mágica fortaleza de Erice, donde la leyenda cuenta que Tonino de Forgia y su princesa conquistaron el reino hace siglos. Una vez ya en la costa, San Vito do Capo es una de esas playas de película. Como parada turística, la subida a Taormina te la recomendará todo el mundo y lo cierto es que allí se come el mejor helado de pistacho de toda Sicilia. Todo lo demás, te dará la sensación de que está colocado como en la peli de El show de Truman, incluidas las vistas panorámicas desde sus miradores. Todo es tan perfecto que parece de mentira, como en The White Lotus, que se rodó precisamente en este escenario.

Dolce & Gabbana en San Domenico Palace, Taormina, A Four Seasons Hotel.Dolce & Gabbana

Desde allí nos dirigimos a las tres últimas paradas de nuestro road trip. En primer lugar, Cefalú, donde huele a pizza hasta en la orilla del mar, el cual parece emanar del propio empedrado de las calles, repletas, por cierto, de pequeñas tiendas de artesanía y souvenirs que merece la pena visitar al atardecer. En ese momento del día, el baño en su playa es de las estampas más tops del viaje. Para probar los mejores platos, el restaurante del centro cultural Bastione es un acierto por las vistas y por su propuesta gastronómica.

Ver fotos: la Sicilia que querías ver

No nos olvidamos de Palermo, donde además de su valor arquitectónico e histórico, podremos vivir de primera mano la vida siciliana con su mercadillo de los jueves, donde podremos probar los productos más tradicionales de esta zona, así como el ambiente de fiesta y diversión que emanan sus bares.

Taormina, a los pies del Etna.Getty Images

Y como siempre es más memorable acabar con un buen colofón –o explosión– final, no nos podíamos dejar olvidada la visita al Etna, el volcán más alto y activo del mundo. Con más de 3.300 metros de altitud, podemos subir en coche y con la ayuda del funicular. Si somos valientes, lo mejor es pernoctar en sus faldas para contemplar la naturaleza más salvaje: el volcán erupcionando. Y ya de vuelta al aeropuerto, con los cinco sentidos palpitando, volamos desde esta ciudad que en una primera visita nos deja con ganas de volver.

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