Subimos a los Riscos de Villarejo en Sierra de Gredos

Ascendemos a estas impresionantes cumbres de la Sierra de Gredos en una ruta circular desde el Puerto de Serranillos.
San Esteban del Valle. Barranco de las cinco villas. Valle del Titar. Provincia de Ávila. Castilla León
Alamy 

En plena Sierra de Gredos, los Riscos de Villarejo son de visita obligada para cualquier amante de la escalada, gracias a la heterogeneidad de sus paredes graníticas. El propio ayuntamiento de San Esteban del Valle ofrece en su web información sobre sus numerosas vías, y hasta tienen su propio libro escrito por los activistas de la zona Chema Mancebo y Gabriel Martín.

Nosotros, no obstante, nos disponemos a encumbrarlos a pie por una ruta circular que empieza y acaba en el Puerto de Serranillos. Podemos llegar a él por su vertiente norte desde el pueblo de Serranillos, aunque nosotros optamos por ir desde la cara sur y subir desde San Esteban del Valle, en pleno barranco de las Cinco Villas. En ambos casos iremos por la AV-913 en un tramo de tantas curvas como desnivel.

La ruta comienza en la última curva (de 180º) que hay antes de llegar al puerto subiendo desde San Esteban, un kilómetro más abajo. Junto a la propia curva, a la derecha, hay hueco para unos seis coches, pero si no tenemos suerte aparcaremos sin problema en el puerto y bajaremos andando por la carretera.

Sierra de Gredos.

Getty Images

Allí encontraremos varios carteles que indican el inicio de la ruta. El más grande nos da la bienvenida al Parque Regional de la Sierra de Gredos. En los más pequeños se nos explica que los Riscos de Villarejo (conocidos también comúnmente como los Riscos del Tío Pasito) están integrados principalmente por la Aguja de las Cuatro Puntas, la Torre de San Esteban y la Punta Amparo. También que está prohibido escalarlos del 1 de febrero al 31 de julio, puesto que es un área de nidificación de especies catalogadas.

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Enfilamos hacia arriba la vereda que nos lleva hasta los riscos, señalizada en todo momento con hitos de piedra. Por el camino será fácil ver aves rapaces surcando el cielo y rebaños de cabra montesa saltando por las piedras. Nos llevará en cosa de media hora hasta la base de las paredes, donde los escaladores sacan su equipo para comenzar la faena. Hay muchos que se conforman con llegar hasta aquí y (antes de dar media vuelta) disfrutar de las impresionantes vistas que ya tenemos, con los riscos graníticos de frente y la panorámica del barranco de las Cinco Villas a nuestra izquierda. 

Subida al Torozo, el peñón de las Cinco Villas de Gredos.

Wikimedia Commons con CC

Y es que a partir de aquí el desnivel y la dificultad aumentan considerablemente. Los más osados podrían intentar subir por la canal que vemos de frente, a través de la fractura que hay en mitad de las paredes. Pero en el momento de nuestra visita hay nieve, así que la posibilidad de encontrar placas de hielo (sobre todo sin llevar el equipo necesario) nos hace desechar la idea.

También se puede subir por la canal que sale hacia la izquierda, y que nos haría llegar a través del pinar conocido como El Boquerón. Nosotros, no obstante, decidimos tirar hacia la derecha, que parece la forma más segura con parte del suelo nevado y alguna nube acechando con meterse.

Más que seguir una vereda, iremos atrochando entre los pasos que nos deja la nieve y el piornal. Un repecho que nos hará sudar la gota gorda, pero que valdrá la pena al llegar arriba y ver las impagables panorámicas que hemos alcanzado. A nuestros pies, los Riscos de Villarejo, que de hacer cresteando nos llevarían hasta la cima del Torozo. Hacia el sur el mencionado barranco de las Cinco Villas, y hacia el este (al otro lado del puerto) la grandiosidad del Cabezo, que nevado simplemente quita el hipo. Momento de descansar, tomar un tentempié, sacar la cámara de fotos y disfrutar del enclave.

Cabra Ibex en la Sierra de Gredos.Alamy

Para bajar debemos buscar una amplia pista forestal que nos llevará zigzagueando hasta el puerto pasando por la torre de antenas (repetidor de televisión) que se alza a sus pies. Si hemos dejado el coche en la curva, bajamos por la carretera otro kilómetro. A la derecha tendremos la Fuente de los Morenos, donde rellenar nuestras cantimploras. Habremos tardado entre dos y tres horas, dependiendo de nuestro ritmo y de lo que nos hayamos entretenido por el camino, no apto para todos los públicos pero desde luego espectacular

De regreso, el pueblo de San Esteban del Valle nos ofrece numerosas opciones donde celebrar la hazaña. El mítico bar de Oliver ya cerró, pero tenemos desde las terrazas de la Plaza Calvo Sotelo (La Fuente, El Kiosco) hasta las raciones y hamburguesas de El Puente Seco (Paseo de San Esteban, 5) o las tapas de Los Naranjos (Paseo de San Andrés, 10).

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