Sin estos clásicos Madrid sería menos castiza, menos bonita…Y aunque no están todos los que son, deberías ir absolutamente a todos estos restaurantes, tabernas, hoteles, cafés y coctelerías de toda la vida.
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LHARDY
Madrid nunca quiso despedirse de un grande como este. Por eso, el grupo Pescaderías Coruñesas lo salvó del cierre en 2021 y ha logrado insuflarle nueva vida. Un lugar capaz de mantener su encanto frente al paso del tiempo y donde los cocidos madrileños se tornan el banquete más sofisticado posible. Carrera de San Jerónimo, 8.
LA MALLORQUINA
Napolitanas de chocolate, bambas de nata, tartas de fresas con nata... Pecado sin perdón comete aquel que pasea por la Puerta del Sol u otro de sus locales y se resiste a la pastelería más emblemática de Madrid y nuestra eterna favorita. Puerta del Sol, 8.
HORCHER
El epítome del refinamiento: exquisito, aristocrático y viva estampa de un Madrid que es historia... pero también mira al futuro. Y todo gracias a la cuarta generación de la familia Horcher, con Elisabeth al frente, nieta de Otto Horcher y capaz de mantener en boga platos como el pichón de Bresse, el stroganoff y ese baumkuchen único. Alfonso XII, 6.
BAR COCK
No hay madrileño que se precie que no haya puesto un pie en esta coctelería, una leyenda que acaba de celebrar su centenario y hoy continúa tan relevante como entonces, siendo punto de encuentro de artistas y bohemios. Sus gin tonics saben a gloria y sus fiestas son dignas de hacernos trasnochar. Si sus paredes hablasen... te contarían la vida y milagros de Madrid. Reina, 16.
DEL DIEGO
Para muchos de nosotros, el amor por la coctelería (y el mejor de los servicios) empezó aquí. Desde un Pink Lady hasta un Dry Martini, aquí manejan cada receta de los clásicos a la perfección, bordando su elaboración siempre con una sonrisa a mano y un servicio diez. Reina, 12.
LA VENENCIA
Única y exclusivamente vinos de Jerez. Estas son las joyas que se beben aquí y, si es en el aperitivo, mejor. Su prohibición de dar propina y tomar fotos lo ha convertido en sitio de culto, pero es esa solera la que hace que no pase de moda. Echegaray, 7.
LA PARRA
Sí, se come bien, pero no es la única razón por la que sus mesas están siempre a tope y sus noches son las más inolvidables. En La Parra es el ambiente andaluz con toques británicos el que enamora. Sus anfitrionas, Tessa y Andrea, son un lujo y dos joyas de la hostelería madrileña. Monte Esquinza, 34.
CASA SALVADOR
Si Ava Gardner volviera a Madrid le haría muy feliz ver que Casa Salvador sigue como lo dejó, donde lo dejó y tan animado como siempre. Emblemática taberna taurina en Chueca, sus callos y su tan mítica merluza rebozada nos hacen regresar una y otra vez. Barbieri, 12.
LA TASQUITA DE ENFRENTE
No te sorprendas si vas un día y te encuentras a Ferran Adrià. O José Andrés. O Andoni Luis Aduriz. O algún otro famoso de postín. Juanjo López tiene una clientela discreta, fiel y consciente de que en esta casa se cocina como en pocas. A su pasión por el producto se unen unas charlas siempre apasionantes. Ballesta, 6.
EL CORRAL DE LA MORERÍA
El mejor tablao de Madrid presume también de estrella Michelin en su cocina y, por tanto, de sublimar la gastronomía y el flamenco como nadie en el mundo. Blanca del Rey, Juan Manuel y Armando son historia y monumentos de este país. Morería, 17.
FÉNIX GRAN MELIÁ
En el Fénix pasan cosas, gentes y vidas, siempre ha sido así, que no tienen por qué aparecer en las páginas del colorín. Elegante, discreto y con ese aire de los hoteles del Upper East Side neoyorquinos en los que vale más ser feliz que contarlo, el plan es cenar en Hortensio, el sublime restaurante de Mario Valles, y tomar la copa en Dry Martini, de Javier de las Muelas. Hermosilla, 2.
THE WESTIN PALACE
Eterno vecino de enfrente del Ritz, con él comparte haber sido testigo del Madrid del siglo XX. Te enamorará su cúpula, su célebre restaurante asiático, Asia Gallery, y su bar, 1912 Museo Bar, donde Dalí y Hemingway alargaban las noches. Ya hay noticias de una inminente reforma. Plaza de las Cortes, 7.
SAN MAMÉS
De toda la vida, con servicio familiar y ambiente castizo. Que si callos a la madrileña, que si cocochas de merluza... Aquí no hay plato que no rinda homenaje a la tradición desde su apertura, en 1913. Ejemplo número uno: sus épicos huevos fritos a baja temperatura con patatas revolconas y torreznos de ibérico de bellota. Bravo Murillo, 88.
WELLINGTON
Emblema de la hotelería de lujo, acaba de celebrar su 70 cumpleaños. Es hogar de Ricardo Sanz, estrella Michelin desde 2009 y gran embajador de la cocina japonesa. Su parrilla vasca, Goizeko, y su spa, Le Max Wellness Club, también acaparan fieles. Velázquez, 8.
LA BUENA VIDA
Parece que fue ayer, pero Carlos y Elisa llevan más de veinte años dando de comer a quienes mejor saben de comer bien. A la destreza de Carlos con productos excelsos (pescados, setas, caza...) se suma el conocimiento de Elisa en bodega. Un tándem venerado por su fiel clientela. Conde de Xiquena, 8.
ASTURIANOS
Templo de periodistas, amantes del vino, gentes de mal (buen) vivir y cocineros en su día libre. Doña Julia, genio y figura, manda en los fogones de esta histórica casa de comidas de la que nunca te cansas. Deja sitio para el postre. Vallehermoso, 94.
HEVIA
¿Hay algo más elegante que sentarse en la terraza de Hevia un día cualquiera y disfrutar de una caña y una ensaladilla? Están también el (su) cocido, el célebre steak tartar y, sobre todo, la mano de Ismael y Fernando, nietos de Pepe Hevia y dispuestos a mantener vivo el legado de este clásico del barrio de Salamanca. Serrano, 118.
CASA AMADEO LOS CARACOLES
No hay domingo de Rastro sin una parada en casa de Amadeo para pringarse los dedos con sus famosos caracoles. Llevan desde 1942 ofreciendo también otras recetas típicas de nuestra gastronomía como oreja, bacalao, mejillones a la marinera... felicidad, eso es. Plaza de Cascorro, 18.
CRUZ BLANCA VALLECAS
Cierra este listado de clásicos de Madrid Antonio Cosmen, que desde 2005 lleva toda una vida defendiendo la cocina tradicional en Madrid, esa por la que acumula premios y más premios. Aquí probarás uno de los mejores cocidos de España, una fabada de cine y un conejo al ajillo mítico. Otro hit: sus callos... con champán. Carlos Martín Álvarez, 58.
Este reportaje fue publicado en el número 151 de la Revista Condé Nast Traveler España. Suscríbete a la edición impresa (18,00 €, suscripción anual, llamando al 902 53 55 57 o desde nuestra web). El número de Condé Nast Traveler de abril está disponible en su versión digital para disfrutarlo en tu dispositivo preferido.