Massachusetts es ‘Mujercitas’, Thoreau, ‘Walden’, ‘Moby Dick’ y ‘lobster rolls’

En ‘Cartas desde Massachusetts’ (Tintablanca), la escritora Laura Riñón y la ilustradora Patricia Bolaños nos descubren los secretos de un territorio mítico para la cultura norteamericana.
Cartas desde Massachussets Ed. Tintablanca
Patricia Bolaños

Hay libros que son como cajas de herramientas que hacen que la vida sea más vivible y Cartas desde Massachusetts es uno de ellos.

¿La razón? Que en él confluyen y se aúnan (casi en combustión) tres historias de amour fou: la de su autora, Laura Riñón con la literatura, con los rincones y la literatura de Massachusetts, uno de los territorios míticos de Estados Unidos; la historia de amor de su ilustradora, Patricia Bolaños, con hacer visible el encanto y la belleza de personajes y paisajes a través de sus pinceles; y la de los apasionados impulsores de Tintablanca, César Hernández García y Manuel Mateo Pérez, que han hecho de la edición de libros de viajes un arte y una artesanía donde todo… lo táctil, la tipografía, lo artístico, lo funcional y, por supuesto, lo literario, se cuidan hasta el extremo.

Cartas desde Massachusetts.Tintablanca

Es por eso que Cartas desde Massachusetts, como el resto de títulos que ha lanzado hasta ahora la editorial del cuadrado rojo (Roma, Londres, Madrid, Venecia…), es un libro que antes de verse y leerse, lo que pide a gritos es ser tocado y acariciado.

El papel arte de cien gramos, la exquisita cubierta en tapa dura encuadernada en tela de algodón orgánico teñido con tintes naturales, la cinta marcapáginas, su tamaño manejable y esas hojas al final de cada capítulo que invitan a que el lector acote, anote, amplíe o, incluso, contradiga al autor, convierten a estos libros en excitantes e incitantes compañeros de viaje en los que se pretende que el lector sea una parte activa de la historia.

Laura Riñón Sirera (Zaragoza, 1975) es una escritora y, sobre todo, una amante de la literatura, con una forma muy particular de estar en el mundo. “Soy brava y también inconsciente”, ha dicho en alguna ocasión. O, lo que es lo mismo, una rara avis que aúna acción y reflexión.

Autora de Todo lo que fuimos y El sonido de un tren en la noche, ambos en la editorial Tres Hermanas, después de pasar 20 años en un avión volando de punta a punta del mundo, decidió que mañana es hoy, colgó el uniforme de azafata y transformó en realidad un viejo sueño: ser la anfitriona de su propia librería, a la que llamó como uno de sus libros, Amapolas en octubre. La abrió el 11 de enero de 2019, el día de su cumpleaños, y pese al reto que supuso el cierre de la pandemia, que la llevó a hacer directos (y milagros) en Instagram todos los días, superó el envite y hoy es un lugar de encuentro para los amantes de la literatura en la calle Pelayo, que encaja como un guante con el perfil más parisino de Madrid en el barrio de Justicia.

Cartas desde Massachusetts.Tintablanca

Su cómplice en la aventura de Cartas desde Massachusetts es una de las ilustradoras más interesantes de nuestro país, Patricia Bolaños, arquitecta de formación y afincada en Nueva York desde 2016, cuya mirada fresca, fashionista y con un toque de humor sutil, la ha convertido en colaboradora habitual de cabeceras como la nuestra, Condé Nast Traveler España, Vanity Fair, Glamour y El País Semanal, además de firmas como Lancôme.

La estructura del libro son diez cartas donde Laura le va contando a Patricia lo que ve con el fin de inspirar sus dibujos. Y es así como sus miradas se van trenzando, hasta el punto de que nos sentimos copilotos del coche alquilado de Patricia, que atraviesa el estado a través de carreteras solitarias, abrumada por la exuberancia verde de los abetos, los abedules y las secuoyas de las montañas de Berkshire.

Gracias a sus cartas, seguimos la cartografía de sus pasiones literarias, de Walden a Mujercitas pasando por Moby Dick y La letra escarlata.

Con Laura Riñón entramos en la casa de Emily Dickinson, en Amherst, subimos la escalera que la separaba del mundo y cruzamos el umbral de su habitación. “En esta estancia –escribe Laura–, pasó Emily casi treinta años leyendo y escribiendo, mientras se sentía, tal y como se lee en una de sus misivas, ‘huésped de sí misma’”.

Cartas desde Massachusetts.Patricia Bolaños / Tintablanca

En The Berkshires visita la casa de Edith Wharton, tan parecida ella misma en su cosmopolitismo y su espíritu mundano a la Madame Olenska de su novela La edad de la inocencia. La casa se llama The Mount y está a las afueras de Lenox, según nos cuenta la viajera, un enclave elegido por muchas de las grandes fortunas de la Gilded Age, un lugar maravilloso “por donde se pasea como se pasea en un día festivo”.

Pero la capital literaria de Massachusetts, según nos cuenta Laura Riñón, es sin duda Concord, un pequeño pueblo donde donde vivió la familia Alcott (Mujercitas); el impulsor del trascendentalismo Ralph Waldo Emerson; Henry David Thoreau (autor de Walden) y Nathaniel Hawthorne (La letra escarlata). Un auténtico foco irradiador de la cultura estadounidense que la autora define en su carta como “un lugar que fue hogar desde la primera vez que puse un pie en él”.

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Enamorada de Mujercitas desde su adolescencia –de hecho en su librería de la calle Pelayo dispone de seis ediciones distintas de este mítico libro–, otra de las casas maravillosas a las que acompañamos a la autora es Orchard House en Concord, donde Laura se emociona al tomar conciencia de que “asomada a una de las ventanas Louisa May Alcott escribió una novela que ha influido a tantas generaciones”. Allí nació el personaje de Jo March y en sus jardines Louisa y sus hermanas jugaban junto a su amigo Julian, ¡el hijo de Nathaniel Hawthorne!

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De asombro en asombro es inevitable preguntarse… ¡¿Pero cuánto talento y leyenda puede llegar a acumular Massachusetts por metro cuadrado?!

Y es que las casas escritores, las universidades, las bibliotecas y las librerías van señalizando el mapa imaginario de este viaje único. Pero no solo. Porque vida, territorio, literatura y paisaje se funden en este exquisito libro editado por Tintablanca, en un viaje construido también con encuentros y sensaciones: desde el delicioso sabor del Lobster Roll, un bocadillo de pan de brioche relleno de langosta aliñada; a los sonidos del océano en Cape Cod y Nantucket, de donde zarpaban los balleneros, que inspiraron a Melville su Moby Dick; o el sabor de la cerveza en un pub irlandés en Boston

Todo un lujo, estético, intelectual y para la imaginación, que se convierte en la guía indispensable y más completa para conocer Massachusetts. De cerca o de lejos.

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