La tejedora de manos sabias que se inspira en la naturaleza de la Sierra de Segura

Ana y Francis Tejedores es el proyecto artesano de un matrimonio donde las fibras naturales y el trabajo manual conforman tejidos de lujo asequibles y sostenibles.
Ana y Francis Tejedores
Baltasar López Cuadra

El maestro de la alta costura Cristóbal Balenciaga solía mandar deshacer algunas de sus creaciones justo antes del desfile y se cuenta en el documental Balenciaga, permanecer en lo efímero (Oskar Tejedor, 2009), que la razón que alegaba era que “el tejido no está contento”, o sea, no se movía como el modista consideraba que tenía que hacerlo, tal era la pasión del creador. Perfeccionista y minucioso, en alguna ocasión le dijo a su discípulo Hubert de Givenchy que el éxito es efímero, y es el prestigio lo que permanece.

Con años (y casi, mundos) de distancia, y oficios cercanos pero diferentes, comparte pensamiento con Ana María Santiago, quien, cuando tenía 35 años y una profesión que la mantenía en un puesto directivo de carácter administrativo, se planteó qué hacer con su vida. Nacida en Antequera y criada en Chiclana de la Frontera, esta emprendedora entró en contacto, casi sin quererlo, con el mundo del tejido, los telares y las fibras que se entrelazan para crear una pieza.

Le entró el gusanillo de ser artesana, y en 2005 empezó a formarse, primero, con un curso básico, y después, leyendo, profundizando en la creación de tejidos y en cómo hacerlos suyos. Francis, su marido, un apasionado de la naturaleza, la acompaña en esta aventura que han llamado Ana y Francis Tejedores, ya que Francis participa en todo el proceso de creación y teje sus propias piezas.

Ana y Francis Tejedores: Cobijo, un proyecto conjunto con el dúo Leblume

Marina M Luna

Al principio, Ana tejía en Badajoz y sus primeras clientas eran las amigas de su madre, y desde el principio tuvo claro que sus piezas tendrían una filosofía definida: calidad, diseño y fibra natural, y que tejería prendas de moda y para hogar. Pero sería Orcera, un pequeño pueblo en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, en la provincia de Jaén, donde, en una antigua casa llamada El Pilarillo, construida en medio del bosque a principios del siglo XX y rodeada de una naturaleza apabullante, encontraría su sitio en el año 2014.

Para llegar hasta su taller, que ella y Francis rehabilitaron y convirtieron en hogar y tienda donde comprar sus prendas, se recorre una carretera sinuosa, por la que es mejor ir despacio, aprovechando, además, para disfrutar del paisaje y las vistas que ofrece de uno de los pueblos más bonitos de España, Segura de la Sierra. Al llegar a El Pilarillo, Ana y Francis abren las puertas de su casa y muestra con orgullo todo lo que hace a quien quiera visitarla.

Tejer, confiesa Ana, le fascina porque "conecto con las dos partes de mi cerebro, la racional y la creativa, y me encuentro muy cómoda con esa sensación”. Se autodefine como una “artesana pura”, de las que trabaja usando sus manos (y sus pies, que impulsan los pedales del telar incansablemente) y sabe dar al trabajo manual el valor que tiene. Ana teje mantas, cojines, fulares, chales, alfombras, bufandas, en las que la inspiración viene, muchas veces, abriendo la ventana de su casa o saliendo a dar un paseo por los alrededores.

Clemátides.Ana y Francis

Su colección Alas de Mariposa se inspira en los insectos nocturnos que despliegan sus alas y enseñan magnéticas combinaciones de colores… Clemátide surge de una planta autóctona de la Sierra, la Clematis Vitalba, y sus pétalos en forma de flecos que sobresalen a ambos lados de las bufandas, creando una prenda alegre y diferente creada con una técnica original. Además de prendas y ropa de hogar, Ana ha dado el salto a la obra artística y crea murales donde las fibras y su entrelazado cobran protagonismo.

Su tejido es sereno, elegante y original, y de ella dicen los conocedores que sabe cómo se comportan las fibras, domina la técnica textil y de tejido manual en telar y esa es la clave de su resultado en las prendas. Ana piensa, primero, qué uso tendrá la pieza que va a crear, si será para hogar o moda, o arte, y elige las técnicas de tejido y las fibras que se adecuarán a este objetivo, sin forzar el matrimonio entre materia prima y resultado final. Se inspira, además de en el entorno, en las propias fibras y su movimiento o en diseños antiguos que encuentra en libros de artesanía.

ANA Y FRANCIS TEJEDORES: EL PROCESO

Cuando tiene la idea definida, comienza el montaje del telar, que se puede alargar un día entero, porque antes de empezar a tejer, ensaya con las muestras de tejido hasta que todo queda perfecto. Ana habla de los tejidos como si tuvieran vida propia y, al hacerlo, recuerda también cómo se expresaba Balenciaga al observar el movimiento de las telas: “El algodón es muy agradecido, es alegre, pero el lino no te perdona nada”, comenta, mientras que “a la seda me gusta llamarla la delatora, porque deja ver los fallos con mucha claridad”.

Habitaciones de la mente.Ana y Francis

Tejer una pieza de cuatro metros es lo máximo a lo que ha llegado en un día, y aunque este dato no es suficiente para hacerse una idea de la forma física y el fondo que requiere tejer a mano, sí pone de manifiesto del valor que tienen sus piezas: “Lo que más me gusta es cuando veo que el tejido empieza a tomar forma”, confiesa; una vez que la inspiración ha hecho su trabajo, ha montado el telar y empieza a tejer, ver los primeros resultados, describe, “es muy emocionante”.

El algodón, el lino o la seda y otras fibras que componen sus sargas, tafetanes o satenes son siempre naturales; la mayoría, ecológicos u orgánicos, y que usan tintes amigables con el entorno, una combinación de requisitos que no siempre es fácil encontrar en España, como le ocurre, por ejemplo, cuando busca fibras de lana merino certificadas y se encuentra con que los pocos productores que hay venden la mayor parte de su mercancía en el extranjero.

Ver fotos: 11 marcas de joyas españolas por las que te preguntarán allá donde vayas

En 2020 pusieron en marcha la venta online y desde su página web y su perfil de Instagram, Ana y Francis quieren dar a conocer lo que hacen y, sobre todo, cómo. Durante años se han ido labrando una carrera presentándose a concursos de artesanía y ganando reconocimientos, que les han abierto puertas de mercados en el exterior y han traído hasta su taller encargos de empresas para realizar diferentes prendas o piezas decorativas: “Los profesionales se están dando cuenta del valor del origen y del producto artesano”, comenta Ana, mientras se lamenta, por otro lado, de que no hay mucha gente que sepa qué es un telar y desconoce que es el primer oficio que se industrializó, lo que provocó que se perdieran muchos de los talleres artesanales que existían.

Instagram content

This content can also be viewed on the site it originates from.

Por eso en su concepción de la artesanía también está la enseñanza del oficio, que transmite a través de cursos presenciales y formación en línea que está preparando con el mismo ahínco con el que concibe sus piezas. Sabe que el prestigio cuesta ganarlo, pero es algo duradero que, como decía el modista de Getaria, es lo que permanece.

Ver más artículos

SUSCRÍBETE AQUÍ a nuestra newsletter y recibe todas las novedades de Condé Nast Traveler #YoSoyTraveler